Educación ambulante, invaluable ayuda para discapacitado santacruceño

Marco Antonio Plasencia Rodríguez es un niño muy especial, a pesar de haber nacido con una enfermedad congénita: limitante grande en sus 11 años de edad y para mientras viva. Sin embargo no deja de soñar en convertirse en médico o maestro.

“Ya aprendí a escribir mamá y papá… aunque ni nombre es un poco largo lograré ponerlo en la libreta de lengua española, porque tengo una maestra que todos los días viene a mi casa, nos queremos como madre e hijo, nunca se disgusta y me llena de ternura en cada clase”, expresa con la complacencia en la comisura de los labios.

Más de tres décadas recogen la historia magisterial de Laudelina Lanz Rodríguez. Esta cordial santacruceña, viste la piel como noche estrellada y sus palabras poseen la paciencia como dote de los fuertes, para conseguir propósitos decorosos.

“Comencé en la Educación de Adultos, luego transité por la Primaria y finalmente por la Enseñanza Especial, pero ya hace tres cursos laboro como educadora ambulante”, afirma la licenciada en la especialidad de Oligofrenopedagogía.

El pionero José Martí había tenido anteriormente otra maestra, la llegada de la jubilación devino en descanso para ella. A Laudelina le correspondió continuar la etapa formativa del pequeño. “No fue nada fácil, se negaba a atenderme, hacía rechazo… lloraba. Los padres siempre se han interesado porque él aprenda. Fui trabajando poco a poco, hasta lograr que me aceptara… ya parece quererme mucho”, dice riendo.

Los días dedicados a las clases (de lunes a viernes), el apegado estudiante espera a la profesora, vistiendo correctamente el uniforme escolar. “Y si se siente mal pide a los progenitores soliciten mi presencia”.

La Lengua Española y la Matemática son las asignaturas básicas en el proceso hogareño, aunque Marco Antonio prefiere las operaciones aritméticas, por poseer muchas habilidades en el cálculo. En breve comenzará a recibir algunos contenidos de historia, sobre todo de la localidad, vinculándolos a los logros de la Revolución.

El cariño se ha convertido en lazo familiar entre la maestra y el alumno. Un aprendizaje sin esfuerzos posee estímulo y paciencia, son las reglas a seguir, para no influenciar negativamente en el sistema nervioso central del limitado físico motor.

Al finalizar las clases, las fichas de dominó, como es ya costumbre, toman lugar en la mesa. Marquito abre el juego, acompañado por Laudelina y sus progenitores

Causas del impedimento físico motor

Cuando habían transcurrido 42 semanas de embarazo nace Marco Antonio del vientre de su madre Yudisvel Rodríguez Rojas. El parto transcurrió normal, era el segundo hijo, deseado además, por Jaime Manuel Plasencia Torres, quien presenció en el salón de partos el nacimiento del infante.

“Fue mi esposo, presente en el alumbramiento, conjuntamente con el personal médico que me atendió, los que se percataron del orificio del recién nacido, en la espalda. Todo fue muy ràpido, nos trasladaron en una ambulancia para Camagüey y al tercer día fue operado para salvarle la vida. En la abertura le había salido una bolsita llena de líquido”.

Los especialistas del Hospital Pediátrico Provincial le diagnosticaron una Mielomeningocele, además de una Hidrocefalia, por la cual tuvo que también ser intervenido quirúrgicamente, colocándosele un catéter del cerebro al perineo. A los seis años debuta con epilepsia, teniendo el tratamiento establecido para contrarrestarla. El nulo control de los esfínteres anal y vesical conlleva a mayores cuidados, a fin de mantenerle una higiene adecuada.

“Le estamos agradecidos a los dirigentes de esta Revolución, los médicos, pediatras, neurocirujanos, las enfermeras, y al sistema educacional cubano por la atención gratuita que recibe nuestro hijo. En un país capitalista se nos hubiera muerto, nos hubiera sido imposible pagar un dineral. Aquí somos millonarios, tenemos lo principal: libertad, solidaridad y apoyo todo el tiempo”, manifiesta Plasencia Torres

A la Rodríguez Rojas se le encienden de emoción los ojos verdes, y vierte su criterio, enalteciendo la presencia de una educadora en el hogar, “sin cobrarnos un quilo, para que Marquito aprenda, eso solo se ve en un país como Cuba. Cada dos meses llevamos al niño a las consultas médicas y tampoco pagamos nada por esas importantes atenciones. Ahora la indicación es operarlo del pie izquierdo para que pueda desplazarse por sus propios miembros inferiores, aunque sea con algún auxilio técnico”.

“Cuando me solucionen lo del pie podré jugar mejor a la bola, la pelota y hasta empinar papalotes”, nos dice el animado discapacitado, muy atento al diálogo de sus padres.

Encantadora estancia

Gran estímulo para Marco Antonio Plasencia Rodríguez es asistir ocasionalmente a la escuela primaria Frank País, a la que pertenece, en esas mañanas que tanto le refuerzan el optimismo, la seguridad en los conocimientos y acrecientan los métodos educativos.

Antes de que los brazos guiadores de la madre impulsen la silla de ruedas, el padre entrega el beso consagrado, para ir hacia el trabajo. El niño reposa… entona la voz, pidiéndole a la progenitora apresure los pasos para llegar a tiempo a las clases establecidas.

Los compañeros de plantel le ofrecen siempre especial bienvenida, exhortándolo a compartir con ellos una encantadora estancia en el colegio y un disfrute placentero de los contenidos.

El especial alumno recibe la generosidad de los maestros. En el turno de computación el profe comenzó dándole un recordatorio sobre los componentes periféricos de la máquina. Luego el pequeño pudo ordenar y reconocer a través de un juego figuras geométricas, mientras en otro software educativo colocó por orden de tamaño varias figuras.

Con algunos colores de la acuarela preparó a gusto la aguada y sobre ella hizo impresión apoyándose en la plastilina. Las Artes Plásticas le avivan la creatividad, mientras el ajedrez le ofrece oportunidades de meditar para que el rey no sea nunca derrotado. La maestra encargada le repite constantemente el nombre de las piezas, su ubicación y cómo deben de ser movidas encima del tablero. El interés es aprender mucho, para enseñarles este juego de mesa a los pequeños del barrio donde reside.

Otros 15 niños reciben contenidos por ocho maestros ambulantes, en los propios hogares donde los chicos residen. La mayoría de ellos pertenece a la Enseñanza Especial, otro a la Primaria y uno cursa estudios en la secundaria básica. El Retraso Mental Agravado, Limitaciones Físico Motoras, Síndromes de Dawn, la epilepsia, enfermedad crónica del hígado y problema genético (XP), los aquejan, evitando la permanencia en las aulas.

Marco quiere crecer junto a sus aspiraciones: escribir su nombre, jugar, serle útil a esta sociedad, fiel a la pañoleta roja, a su organización de pioneros José Martí. Desea mejorar en salud para lograr convertirse en educador, y en gratitud, ir hacia aquellos que no pueden venir a él. (Radio Santa Cruz)