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Racionalidad, premisa para el presente y el futuro

La grandeza de la obra de la Revolución y de sus programas sociales, se ha caracterizado a lo largo de sus más de 50 años por la persistencia en el mejoramiento de la calidad de vida del pueblo. Con esa premisa, el Estado ha desembolsado miles de millones de dólares en la adquisición del equipamiento y las tecnologías necesarias para garantizar la educación, la salud, la cultura y el deporte que disfrutan hoy el pueblo cubano, derechos humanos fundamentales a los que aspiran la mayoría de los habitantes en el planeta.

Pero como bien expuso el General de Ejército Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el VI Congreso del Partido, el panorama político y económico nacional e internacional es hoy completamente diferente, y requiere de un análisis más profundo y metódico de los gastos y las inversiones en los que incurre la Isla.

A partir de ahora, y teniendo en cuenta ese reclamo, los profesionales de la salud, la educación, las ciencias y el deporte, por citar algunos, deberán optimizar el empleo de los recursos, a fin de evitar gastos adicionales en divisas en la adquisición de tecnología de punta, sin disminuir la calidad de la enseñanza y de la asistencia médica y social.    

Basta recordar que los equipos de Tomografía Axial Computarizada, de Rayos X y de Ultrasonido destinados a los salones de operaciones, así como las técnicas para los laboratorios, superan los cientos de miles de dólares en el mercado internacional.

También a la educación puede servir este esquema, porque muchos de los recursos, materiales de estudio, computadoras, papel u otros, utilizados en escuelas, planteles, universidades o centros de investigaciones,  se compran en el exterior y su costo rebasa con creces las posibilidades económicas nacionales.

Si se sumara el dinero invertido por el Gobierno cubano solo en la salud y la educación en las últimas cinco décadas, el monto rebasaría con creces el que destinan muchas naciones ricas en esos mismos servicios.

Por eso, para mantener la expectativa de vida alcanzada por los cubanos, de casi 80 años de edad, por citar solo un ejemplo, es imprescindible transformar la filosofía sobre el uso de los materiales puestos a  disposición de especialistas, médicos,  educadores, alumnos, pacientes y demás trabajadores de los sectores involucrados.

Cuando se tome conciencia clara de que el costo constituye un conjunto de indicadores que permiten evaluar la eficiencia del trabajo de una entidad, entonces la percepción de la necesidad de velar más por el cuidado de los recursos, será totalmente diferente.     

En momentos en que Cuba trata de elevar la educación económica de la población, de acrecentar la sustitución de importaciones y las exportaciones, de mejorar la eficiencia en la producción, sería una locura  impensable no interiorizar e implementar el llamado de Raúl en el VI Congreso del Partido cuando dijo:

"…para poder garantizar todas esas conquistas del socialismo sin retroceder en su calidad y alcance, los programas  sociales deben caracterizarse por una mayor racionalidad, de manera que con gastos menores se obtengan resultados superiores y sostenibles…"

Ahora solo nos queda trabajar más duro y ser más racionales de lo que hasta la fecha hemos sido, así como velar para que los recursos puestos por la Revolución en manos de todo el pueblo, se utilicen con la racionalidad, justeza y objetivos requeridos. (Por Iris Armas Padrino, de la AIN)