[:es]África es parte esencial de la historia de la nación cubana[:]

[:es]Los vínculos históricos entre África y Cuba datan de más de cinco siglos, cuando a nuestra tierra arribaron más de un millón 300 mil negros esclavos, arrancados por la fuerza de su entorno natural; humillados y maltratados, vendidos como bestias y sometidos a la esclavitud por las entonces metrópolis.

Desde África llegaron con sus culturas, filosofía de la vida, costumbres culinarias, religiones, tradiciones, danzas y cantos, que fusionaron con las autóctonas y las de otras latitudes, para conformar lo que dio origen al colorido panorama de la identidad nacional.

Provenían de diferentes etnias: lucumíes, carabalíes, congos, gangas, mandingas, minas, bibíes, yorubas. Cierto es que los colonialistas amasaron inmensas fortunas a costa del sudor de su trabajo, pero no pudieron impedir que legaran a los nativos sus creencias religiosas y su temperamento.

Luego del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, cientos de miles de cubanos marcharon a África para luchar por su definitiva independencia. En ese continente Cuba puso en práctica uno de los pilares sobre el que se sustenta su política exterior: el internacionalismo.

La ruta de la esclavitud fue parte intrínseca de la descarnada explotación y empobrecimiento de África. Hoy muchos pretenden ignorar, justificar o aún peor, borrar esta triste parte de la historia contemporánea.

Subdesarrollo, hambre, pobreza, enfermedades y conflictos bélicos son males estrechamente vinculados y gravitan en los problemas socioeconómicos que presenta el continente africano.

Mientras continúe vigente el actual orden político y económico, donde unos pocos consumen casi todo, y la mayoría de la población del Planeta queda marginada de los llamados “beneficios” de la globalización, la herencia colonial en África no tendrá fin.

África seguirá financiando la opulencia de las naciones ricas, quienes harán promesas de nuevas ayudas oficiales al desarrollo, cumplirán si acaso algunas y seguirán cobrando cientos de veces los montos de las ayudas prometidas por concepto de servicios a la deuda externa.

Los pueblos africanos tienen derecho a la paz, a un orden internacional justo y al desarrollo sostenible. No requieren de paternalismos, sino de formación de capital humano y acceso a los mercados y a las tecnologías. No necesitan de lecciones hipócritas sobre qué es lo que mejor les conviene.

El 25 de mayo de 1963 marca la creación de la histórica Organización para la Unidad Africana, devenida Unión Africana a partir de julio de 2002.

Para los cubanos, África no es leyenda lejana en el tiempo y la distancia. Para los cubanos, África es parte esencial de su propia historia.

El pueblo cubano es heredero directo y natural de la gallardía, el arrojo y la cultura de la resistencia de un continente como África, que se ha debatido heroicamente durante siglos entre desafíos y retos, que aún hoy perduran. (Tomado de radiorebelde.cu)

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