Explotar mejor a la “gran madre de toda fortuna”

Explotar mejor a la “gran madre de toda fortuna”Además de los efectos de la crisis económica que vive el mundo de hoy, Cuba sufrió en el segundo semestre de 2008 el azote de tres huracanes que perjudicaron prácticamente todo su territorio, con particular fuerza al sector agropecuario.
   
Sin embargo, junto a los considerables daños, fundamentalmente en las plantaciones de plátano y otros cultivos, los meteoros dejaron gran enseñanza: demostraron que la tierra puede ser más productiva.
   
Buena muestra la tenemos en la provincia de Las Tunas, afectada por una intensa sequía de enero a mayo y luego, en el segundo semestre, por los huracanes Ike y Paloma, que ocasionaron cuantiosas pérdidas, principalmente en sus entidades agropecuarias.
   
Ello obligó a desarrollar en el último trimestre del año una intensa campaña de siembras, mediante la cual se plantaron  más de 10 mil 400 hectáreas de diversos cultivos, que representaron casi la mitad de lo sembrado tradicionalmente en todo el año en el territorio.
   
Los resultados de ese esfuerzo ya pueden apreciarse hoy en los mercados de esta región oriental. Ejemplos como el anterior se repitieron a lo largo y ancho del país.
   
¿Qué nos demuestra esa experiencia? Sencillamente que sí se puede; que, como dijera en julio de 2008 durante una sesión de la Asamblea Nacional el General de Ejército Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, “hay que virarse para la tierra, hay que hacerla producir”.
   
Destacaba Raúl en aquella oportunidad el hecho de que entre 1998 y 2007 la tierra cultivada en Cuba disminuyó en 33 por ciento, en lo cual influyeron de manera considerable las limitaciones impuestas por el período especial.
   
Por supuesto que se adoptan otras medidas encaminadas a revertir esa realidad, entre ellas dos que son de especial importancia: revitalizar la vieja idea de fomentar cultivos en las zonas periféricas de las poblaciones y la entrega en usufructo de tierras ociosas.
   
El primero de esos proyectos, impulsado en la década de los años 90, prevé fomentar plantaciones en un radio que abarca 10 kilómetros alrededor de las capitales provinciales, cinco en las cabeceras de los municipios y tres en las más pobladas comunidades rurales.
   
Resultan evidentes las ventajas de ese proyecto, el cual permitiría acortar las distancias de transportación entre los productores y consumidores, máxime si se toma en consideración que tres cuartas partes de la población cubana vive en zonas urbanas.
   
El segundo objetivo comenzó a cobrar fuerza en julio de 2008 con la promulgación del Decreto Ley 259, que establece la entrega de tierras ahora improductivas a personas naturales y jurídicas en condiciones y disposición de hacerlas producir.
   
A todas luces, impulsar ambas estrategias será vital para el empeño de Cuba por avanzar hacia el objetivo de autoabastecerse, en todo lo posible, de alimentos, en momentos en que éstos escasean en el mercado internacional y son, por tanto, también más caros.
   
No deben olvidarse las geniales palabras del Héroe Nacional José Martí cuando expresó: "La tierra es la gran madre de toda fortuna, labrarla es ir derechamente a ella".