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Una verdad cubana sin fronteras

Una verdad cubana sin fronterasCuba conquista victorias tras victorias en predios internacionales: medallas doradas y de distintos colores en la crucial cita de los XVI Juegos Panamericanos y una presea decisiva en la que participan cerca de 11 millones de cubanos: la lucha contra el fin del bloqueo que en su vigésima edición, volvió a dejar al campo a los Estados Unidos y a su fiel y fiera mascota Israel, bajo el comprado silencio de la abstención de Micronesia y las islitas Marshall y Palau.

La historia posesiva del gigante “de las siete leguas” para adjudicarse a Cuba, data de siglos precedentes de fruta verde y madura, de marines borrachos por La Habana orinándose en la estatua del héroe Nacional José Martí, de ruptura de las relaciones diplomáticas a principio de 1960 entre la Revolución y el Imperio prepotente, de Playa Girón o Bahía de Cochinos, donde mercenarios, asesores y pilotos yanquis invasores fueron derrotados en menos de 72 horas.

No nos perdonan ser socialistas, ser libres e independientes: ni no contar con ellos y mucho menos, atrevernos a desafiar sus poderosas fuerzas a menos de 90 millas.

Once administraciones de la Casa Blanca, priorizaron y priorizan la destrucción de ese “mal ejemplo” de desobediencia que no solo se extiende por la América de Bolívar y Martí, sino que se hace rebelde contra los norteamericanos dondequiera que llevan sus aviones, sus bombas, sus soldados… para sembrar la muerte de civiles indefensos.

Ese sentimiento se revela en estos días, en los juegos de Guadalajara, donde los atletas cubanos reciben por igual que los mexicanos sede, ese apoyo solidario.

En cambio, el abucheo de las gradas se eleva al infinito cuando una representación de los Estados Unidos sale a competir, y no es justo, porque ese pueblo sufre también el abandono de sus gobernantes, y no tiene la culpa, sale a luchar con los indignados de Wall Street en Nueva York, Chicago, Atlanta… mientras la policía democrática, élite, les cae a palos, les tira gases lacrimógenos y los apresa “democráticamente”.

Sin embargo, es a Cuba, a los cubanos, a quienes acusan de violar los derechos humanos, de ser terroristas, aunque en la Base de Guantánamo, ocupada ilegalmente por los Estados Unidos, se torturen presos de diferentes partes del mundo, en tanto Luis Posada Carriles, terrorista declarado, pasea sus tenebrosos “éxitos” por Miami.

Y qué decir del caso de René González, quien después de excarcelado se le impide regresar a los suyos, mientras los otros cuatro jóvenes cubanos que penetraron a los verdaderos terroristas contrarrevolucionarios se les llama espías y cumplen altísimas e injustas condenas.

El embargo, como USA llama al bloqueo económico, financiero y comercial, lo pregonaron y ejecutaron de manera “bilateral” para asfixiar a la Revolución y acabar con el socialismo. Mas la realidad es otra, lo endurecieron con las leyes Torrecelli y Helms-Burton y lo perfeccionan con la presión que ejerce el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, acoso que perjudica a terceros países que hagan transacciones con Cuba, y cierra la mínima brecha de adquisición de medicamentos, instrumentales y equipos médicos y alimentos estadounidenses.

Esta persecución económica, financiera y comercial, por todo el orbe, más la ocupación ilegal de elevadas cifras de fondos cubanos depositados en diferentes bancos internacionales, no es embargo es un genocida bloqueo que en cantidades conservadoras ocasiona pérdidas a la nación por más de 175 000 millones de dólares.

Por 20 veces consecutivas en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Cuba recibe el respaldo universal para poner fin al bloqueo y nuevamente Estados Unidos e Israel, gendarme del Oriente Medio, se empecinan en mantenerlo.

La historia se repite, pero no es la misma la votación reciente, aunque sigan siendo los mismos retrógrados bloqueadores, los que tratan de “embargar” una verdad cubana sin fronteras.

Por Rolando Sarmiento Ricart/ Colaborador de Radio Cadena Agramonte.