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Fósil viviente ayuda a llenar vacíos en la historia de la evolución

El cambio climático y los asteroides están vinculados con el origen y la extinción de los animales, pero la tectónica de placas también parece desempeñar un papel evolutivo clave, según revela la nueva investigación de un equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad de Flinders, Australia.

El hallazgo de un fósil de pez celacanto devónico primitivo (de hace 419 y 359 millones de años) excepcionalmente bien conservado en la remota Australia Occidental, en la formación geológica de Gogo, está relacionado con un período de mayor actividad tectónica o movimiento en la corteza terrestre, indica un artículo sobre el estudio, donde participaron expertos de Canadá, Australia y Europa.

El fósil, que pertenece al Latimeria, un género de peces que habitan los océanos del planeta desde hace más de 400 millones de años, también ayudó a entender un importante período de transición en la historia de los celacantos, que se extiende entre formas más primitivas y más anatómicamente modernas.

El análisis de los restos del espécimen, llamado Ngamugawi wirngarri, permite suponer que la actividad de las placas tectónicas tuvo una profunda influencia en las tasas de evolución de los celacantos, según la doctora Alice Clement, bióloga evolutiva y paleontóloga de la alta casa de estudios.

“Cuanto más se movían las grandes placas de la corteza terrestre, más probable era que aparecieran nuevas especies”, sostienen los autores en un artículo de The Conversation.

En la actualidad, el celacanto es un fascinante pez de aguas profundas que vive en las costas del este de África e Indonesia y puede alcanzar hasta 2 metros de largo.

En los últimos 410 millones de años, se han descubierto más de 175 especies de celacantos en todo el mundo. Durante el Mesozoico, la era de los dinosaurios, los celacantos se diversificaron significativamente, y algunas especies desarrollaron formas corporales inusuales. Sin embargo, durante la llamada extinción del final del Cretácico, provocada por el impacto de un asteroide hace unos 66 millones de años, desaparecieron misteriosamente del registro fósil.

Así, se suponía que los peces celacantos habían sido víctimas del mismo evento de extinción masiva. Sin embargo, en 1938 fue capturado un ejemplar de celacanto vivo en la costa oriental de Sudáfrica, que adquirió un estatus de culto en el mundo de la evolución biológica. Ahora algunos se encuentran de vez en cuando en aguas profundas cerca de la costa del este de África e Indonesia.

Según otro coautor de la investigación, el paleontólogo de vertebrados Richard Cloutier, de la Universidad de Quebec en Rimouski, Canadá, el estudio publicado en Nature Communications desafía la idea de que los celacantos sobrevivientes sean los ‘fósiles vivientes’ más antiguos.

“A medida que llenamos lentamente los vacíos, podemos comenzar a entender cómo las especies de celacantos vivos de Latimeria, que comúnmente se consideran fósiles vivientes, en realidad continúan evolucionando y podrían no merecer un título tan enigmático”, comentó Cloutier. (Tomado de Radio Cadena Agramonte)