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Lázaro Peña, eterno capitán de la clase obrera en Cuba

Lázaro Peña, eterno capitán de la clase obrera en CubaHurgando algunos relatos sobre Lázaro Peña, el bien llamado capitán de la clase obrera en Cuba, encontré estas palabras del periodista y amigo Jaime Gravalosa: “su mano presta al saludo, los dicharachos, la pasión por el boxeo, el béisbol y la música; su respeto para escuchar a los demás, aun cuando no tuvieran la razón; la capacidad de analizar, orientar y convencer sin forcejeos”.

Entonces, pensé en un Lázaro hombre, amante de las mujeres y el deporte; paciente como pocos, y perseverante como muchos, no obstante los grandes obstáculos que le impuso la vida.

Con apenas diez años debió aprender las primeras lecciones de herrería; luego fue carpintero y más tarde yesista, pues de cualquier manera, siempre que fuese honrada, había que subsistir en una sociedad corrupta y explotadora; la misma que se empeñó en transformar, incluso cuando la muerte tocaba a su puerta.

Después de su incursión en varios oficios, finalmente y gracias al desasosiego de su madre, fue empleado en una tabaquería. Allí, en medio del olor a tabaco, despertó su amor incondicional por Cuba, y se hizo miembro del recién fundado Partido Comunista, siendo clave en el fortalecimiento del necesario vínculo de esa organización con el movimiento obrero.

Organizó huelgas, combatió a favor de los azucareros que reclamaban la jornada laboral de ocho horas, dedicó noches enteras a imprimir propagandas revolucionarias…pero sin dudas fue su incesante lucha por dotar a los obreros cubanos de una organización celular, su más grande batalla. Y lo logró; en el año 1939 nacía la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), de la cual fue su primer Secretario General.

Su capacidad directiva encantaba. A decir del Poeta Nacional Nicolás Guillén, “a una inteligencia brillante sostenida siempre por la acción, añadía el don de lo criollo, tenía un sentido fino, delicado, realmente cortés para presidir una asamblea, para dirigir un debate, para aclarar un concepto yendo a su raíz”.

Ciertamente la locuacidad de Lázaro –no obstante su voz entrecortada, ronca-, y su excesiva ecuanimidad, lo hacían parecer todo un erudito, cuando debió abandonar los estudios a los diez años.

Pero la sucia politiquería de la época, con sus más atroces y tramposos métodos, lo suplantó de su cargo; aunque para la masa trabajadora continuó siendo su líder indiscutible.

Tras el triunfo del Primero de Enero, la CTC vuelve a elegirlo como su Secretario. Entonces, ya cumplidas las demandas laborales y unido el movimiento obrero, la principal tarea de la organización era apoyar el desarrollo económico y social del país, en la construcción del Socialismo.

Cada 29 de mayo, Cuba toda recuerda a Lázaro Peña, en ocasión del nacimiento de uno de los grandes hombres de la historia Patria; luchador incansable por los derechos de los trabajadores y la Revolución.

Por Arailaisy Rosabal García/ Radio Cadena Agramonte.