Robots cuidadores de ancianos en Japón, ¿sustitutos o complemento?
Tokio, 25 oct. —El apremiante envejecimiento demográfico y la escasez de cuidadores han hecho que Japón busque en la tecnología una solución a la necesidad de atender las crecientes necesidades de las personas de la tercera edad, reporta la agencia EFE.
Algunas de las creaciones que ya se aplican en varias residencias de ancianos del país son los androides parlantes, las camas inteligentes o los exoesqueletos que ayudan a caminar. Un ejemplo de ello es la residencia especial de ancianos Shintomi, un centro privado ubicado en el barrio tokiota de Ginza que tiene en marcha un programa piloto para introducir robots y sistemas de inteligencia artificial (IA) en sus servicios.
«Los resultados son por ahora positivos. Al principio hubo cierta sorpresa por el uso de robots, pero por ahora no hemos tenido ninguna reacción negativa de nuestros clientes ni de sus familiares», explica el presidente de la empresa gestora del centro, Kimiya Ishikawa, en una entrevista a EFE.
Su compañía comenzó a aplicar estas tecnologías en 2013 en tres residencias que operan en Tokio, en cooperación con empresas tecnológicas niponas y con apoyo financiero del Gobierno Metropolitano de Tokio.
Centenares de centros de ancianos de todo Japón aplican iniciativas similares desde que el Gobierno central lanzó en 2015 una estrategia para promover la aplicación de robots e IA, a la que se han destinado subsidios por un valor cercano a los 10 000 millones de yenes (92 millones de dólares).
¿Complemento o sustituto de los humanos?
Las principales ventajas de recurrir a las máquinas en el cuidado de ancianos son «reducir la carga física y mental» para los trabajadores y «mejorar la calidad de los servicios» para los clientes, subraya Ishikawa.
La automatización de tareas antes desarrolladas por cuidadores concede «una mayor independencia» a los ancianos y al mismo tiempo permite a los empleados «dedicar más atención personal», destaca el directivo, quien también afirma que no se ha recortado la plantilla de unos 70 trabajadores desde la llegada de los robots.
Este centro emplea actualmente una veintena de modelos de robots o aparatos con IA, entre cuyas funciones están la vigilancia de los ancianos mientras duermen, ayudarles a ir al baño, transportarles o mantenerlos activos física e intelectualmente con distintos juegos y actividades.
Entre los obstáculos para la mayor implantación de los robots, Ishikawa destaca la dificultad de formar continuamente a los empleados para su manejo y la necesidad de que las empresas tecnológicas adapten mejor sus diseños a las necesidades de las residencias.
Estos aparatos, además, tienen un coste considerable que va desde los 400 000 yenes (3 700 dólares) hasta los 14 000 dólares entre precio base y mantenimiento.
Aunque la demanda global de los robots para la sanidad y el cuidado de ancianos es aún pequeña, Japón, el líder mundial del sector, estima que solo el mercado doméstico crecerá hasta los 400 000 millones de yenes (3 690 millones de dólares) para 2 035, 25 veces más que su volumen actual, según datos del Gobierno.
Los robots podrían ser la respuesta al acelerado envejecimiento de un país donde se prevé que para 2060 el 40 por ciento de la población sea mayor de 65 años, y en el que hay una grave carencia de mano de obra debido a factores como la baja natalidad y las restrictivas políticas migratorias.