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Licencia de paternidad: ¡papá, querido papá!

La Habana, 16 jun.- Diango David Gola Blanco, médico de profesión y residente de segundo año de la especialidad de Geriatría en el hospital Ambrosio Grillo, de Santiago de Cuba, tiene mucho que contar en el orden de la paternidad responsable.

“En estos momentos me encuentro de licencia, cuidando a mi pequeño Dylan Davida, para colaborar con mi esposa que está en el último año de la carrera de Medicina y necesita tener tiempo para culminar su carrera”.

¿Conocías entonces de licencia de paternidad?

“No, de eso no sabía nada, fue mi esposa quien un día estaba leyendo conoció detalles al respecto. Descargamos el documento, nos informamos bien y procedí a solicitar mi licencia de paternidad en el hospital donde trabajo.”

¿Qué tal acogió la dirección del centro este pedido?

“Pues en la administración sí sabían de ese derecho paterno y enseguida viabilizaron los trámites. Incluso me felicitaron por la decisión adoptada porque decían que para eso había que ser un hombre valiente”.

“Aunque resulta agotador también es hermoso establecer un vínculo tan estrecho con mi hijo”.

¿Y el resto de los conocidos qué dicen cuando saben de tu licencia de paternidad?

“Muchos se asombran, otros lo tiran a bonche y hacen bromas, pero yo les digo que en estos momentos tener este nivel de responsabilidad es algo grande para mí y me ha hecho ver con otros ojos el papel de las madres, de las mujeres en general; ellas sí son el sexo fuerte”.

¿Cómo es un día común de tu vida luego de acogerte a la licencia de paternidad?

“Somos padres primerizo, y el día comienza en la madrugada, tres veces hay que darle leche, a eso de las cinco de la mañana se despierta y tenemos que jugar con él, de ahí se duerme como a las ocho y a correr se ha dicho: pela malanga, prepara el puré, lava los paños, alista el baño… cuando se despierta le toca merendar, de ahí jugar otro ratico, almuerzo, bañarlo, dormir siesta, seguir haciendo cosas en la casa…

“Al niño no le gusta mucho la cuna, y tampoco el coche, entonces me toca tenerlo en los brazos, sin dudas tiene mamitis”.

¿Mamitis?

“Bueno, no, papitis, y aunque resulta agotador también es hermoso establecer un vínculo tan estrecho con mi hijo”.

“Ya a eso de las 11 de la noche logramos que se quede dormido y cogemos un respiro, pequeñito, porque entonces llega el tiempo de tomar un libro y estudiar un poco, la Medicina exige de eso, tanto a mí como a mi esposa.

“A veces de verdad deseo que el día tenga 48 horas.”

“El mayor regalo es mi hijo”.

Este domingo seguro te tienen preparado un “regalazo”, a la altura del “padrazo” que eres.

“El mayor regalo es mi hijo y esta posibilidad que he tenido de compartir su crecimiento en estos primeros meses de vida. Nosotros nos queremos el uno al otro; el mayor regalo viene del corazón”. (Tomado de Radio Cadena Agramonte)