La fruta de la memoria

La fruta de la memoriaAunque conocida como la fruta de la evocación, todo parece indicar que el marañón cada vez se pierde más de la memoria colectiva de los cubanos: una gran parte de las nuevas generaciones desconocen su existencia o nunca lo han probado.
  
En Cuba, ese árbol sobresale hoy entre las especies frutales arbóreas declaradas amenazadas desde hace más de un cuarto de siglo.
  
Muchos aseguran que esa es la única planta con la semilla fuera del fruto, pues a la pepita amarilla o roja pulposa, de jugo muy agradable al paladar, le sigue una corola oscura y dura en forma de fríjol, por lo cual muchos creen sea la  simiente.
  
Sin embargo, los especialistas aseguran que precisamente ese es el fruto.
  
El marañón (Anacardium occidentale L.) proviene de la región norte de Brasil y, según los investigadores, los aborígenes antillanos lo trajeron a Cuba hace algunas centurias.
  
Además de en esos dos países, se le conoce por más de 37 nombres autóctonos. Tal es el caso de merey en Venezuela, caju en Brasil y acayouba en Argentina.
  
Entre sus beneficios se encuentra que es rico en vitamina C y tiene múltiples usos medicinales. La cocción de su corteza y hojas se usa en el tratamiento de cólicos estomacales, inflamaciones, insomnio, diabetes, paludismo y hemorroides.
  
En el mundo se consume como fruta natural, en jugos, vinos y compotas. Es ampliamente utilizado en la elaboración de productos alimentarios, farmacéuticos, industrial y doméstico.
  
La nuez, su verdadero fruto, contiene abundantes proteínas y grasas.
  
Los frutos (ya sean amarillos o rojos) son reconocidos como la fruta de la memoria, porque posee influencia en las neuronas y fortalece el cerebro.
  
La resina del marañón sirve para curar lesiones cutáneas y para el tratamiento de cáncer, también sus semillas tostadas son muy nutritivas y contienen propiedades afrodisíacas.
  
Por tales razones, en el mercado internacional cada año se ingresan unos dos  billones de dólares gracias al comercio de sus almendras, además de las ventas por los derivados obtenidos de la valiosa especie.
  
De acuerdo con expertos, el marañón puede soportar largos periodos de sequía y vivir en lugares secos, donde a otro frutal le sería casi imposible.
  
Consideran que en las regiones cubanas más prolíferas, como las sabanas de Peralejo, ahora sobrevive una notable representatividad de árboles del mencionado frutal, pero más de un 70 por ciento de esa población tiene entre 40 y 50 años.
  
Por eso están próximas al declive fisiológico, por lo que en los próximos 15 a 25 años no podrán perpetuar la especie debido a la incapacidad de florecer y fructificar, o sencillamente habrán muerto.
  
En Punta de Maisí, localidad del oriente cubano, tratan de rescatar esa fruta, para lo cual utilizaron terrenos dedicados anteriormente a la ganadería, y de forma intercalada con otras plantaciones frutales y maderables lograron extender las áreas cultivables con el marañón.
  
No obstante, para el marañón debían existir otros intentos de expansión a lo largo del país a fin de rescatar esa variedad amenazada, y en consonancia con sus atributos y los valores que reporta su comercio. (Por Onelia Chaveco/ AIN)