Trabajo por cuenta propia… y también por Cuba

Trabajo por cuenta propia… y también por Cuba“El aporte de los cuentapropistas también vale”, expresión compartida por los entrevistados Bienvenida Lía Ramírez, Alberto Abraham Clavel y Ramón Fonseca Abreu, luego de participar en el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), como delegados habaneros del sindicato del Comercio, la Gastronomía y los Servicios.

Alberto y Ramón, trabajadores de dos áreas de comercialización en Centro Habana, La Cerámica y Seriocha, respectivamente, manifiestan que la presencia de 51 delegados del sector no estatal en la magna cita fue muestra del reconocimiento a la labor de los casi 447 mil cubanos que ejercen esa forma de empleo en el país.

Coinciden que durante los debates no hubo distinción alguna entre los afiliados. “Sin dudas, una lección importante del congreso es que para generar riquezas se necesita del esfuerzo constante de todo el pueblo cubano, del cual nosotros formamos parte”, comenta Ramón.

“¿Por qué sindicalizarse? Es la organización que tradicionalmente protege al trabajador ante la ley, lo impulsa a laborar mejor, y en caso de los privados constituye la única defensa para cualquier reclamo por irregularidades en las relaciones contractuales con los organismos que guardan relación con nosotros”, asegura Alberto.

Bienvenida, a quien la experiencia de 34 años la bautizó como peluquera de oficio… y de corazón., considera que la asamblea de afiliados deviene el espacio que tienen para discutir sus derechos, aclarar las dudas en cuanto a los tributos y contribuciones a la Seguridad Social.

“El sindicato, como bien se planteó en el Congreso, no posee la función de repartir nada, sino de representar al obrero y exigir el cumplimiento de las tareas. Es por eso que la incorporación debe ser voluntaria”, refiere Ramón, quien desde hace poco más de una década milita como trabajador por cuenta propia.

De cómo desarrolla su activismo sindical nos dice: “nunca les pregunto a mis compañeros, simplemente, si aceptan o no afiliarse, sino que dialogo con ellos y les explico las ventajas, lo cual ha permitido que mi sección aumente cada día”.

“No obstante -considera Alberto-, aún deviene un reto fortalecer el papel del sindicato y sus cuadros en aras de servir como ejemplo para quienes por diferentes razones no están sindicalizados, y así poderlos sumar”.

“Ahora resulta importante hacerles llegar lo que allí se discutió, sobre todo, de cuáles son las perspectivas del país para solucionar cuestiones como la falta de un mercado mayorista, inquietud generalizada”, asegura la arrendataria de la peluquería Fantasía, en Centro Habana.

En tanto, para Alberto, continuador hace 15 años de una tradición familiar: confección y venta de calzado, la tarea fundamental será seguir incentivado el estudio de los deberes y derechos, pues no se puede ejercer un oficio donde se desconozcan y, por tanto, se violen tales principios.

“La necesidad de conciliar en la estrategia sindical los intereses de los trabajadores, en un escenario donde confluyen empleados y empleadores, requerirá también constante preparación”, comenta Ramón.

Sobre la experiencia en el magno foro, estiman que significó asimismo una oportunidad para conocer cómo marcha la economía del país y de cuál será la función del movimiento obrero en pos de contribuir a su desarrollo.

“Según expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, la única forma de mejorar el nivel de vida es trabajando, pero de manera eficiente. En mi caso, siento suma satisfacción cuando las personas se van del área contentas ante el buen trato y, sobre todo, con un par de zapatos de calidad”, dice el zapatero.

“Por cada pelado – confiesa Bienvenida- cobro 10 pesos, a diferencia de la mayoría de las peluqueras. ¿Las razones?: mientras más bajos sean los precios aumentan los servicios –lógica poco aplicable en establecimientos no estatales-. Además, vale mucho tener buenas relaciones con los clientes”.

“Estoy feliz con mi oficio, pues lo que se realice a gusto y a conciencia siempre quedará bien. Mi mayor dicha ha sido echar a andar muchísimas motos procedentes del antiguo campo socialista, para las cuales no hay piezas de repuesto”, acota Ramón, con orgullo de ser mecánico.

No obstante, – los tres concuerdan- aún existen incomprensiones que obstaculizan el desempeño de esta opción de empleo, y en ese sentido, nuestra participación en el Congreso demostró que somos, de igual forma, parte de la clase obrera de la nación, pues aunque trabajemos por cuenta propia, lo hacemos también por Cuba. (Por Lissett Izquierdo Ferrer, AIN)