Nuevo consenso regional sobre Cuba

Martín TorrijosRafael CorreaCristina Fernández Ciertos “analistas”, de esos que son tan frecuentes en determinados medios de prensa, suelen afirmar que las visitas a La Habana este enero de los mandatarios de Argentina, Ecuador y Panamá, constituyen una suerte de mensaje a las estrenadas autoridades estadounidenses acerca del nuevo consenso del hemisferio hacia Cuba.
   
No obstante,  para otros muchos este punto de vista significaría darle demasiada relevancia a Washington en materia totalmente ajena.
   
Y si bien algunos gobiernos de la zona indican que con Barack Obama deberían cambiar las tradicionales coordenadas agresivas de Washington con respecto a La Habana, es evidente que existen otros elementos mucho más trascendentes en el deseo de sumar a la Isla al concierto regional.
   
De manera que, en todo caso, tales visitas presidenciales y las que se anuncian para el resto del año, marcadas por la fluidez, el entendimiento y el apoyo mutuos, muestran con toda certeza dos grandes realidades: la primera, que América Latina vive una evidente época de cambios proclives a la independencia, la autodeterminación y la integración.
   
La segunda, que para la mayor de las Antillas, la reinserción plena en su contexto natural constituye el más elevado premio a su verticalidad, resistencia y dignidad frente a todos los embates del imperio y sus cómplices a lo largo de medio siglo.
   
Estas dos últimas consideraciones parecen ser, finalmente, las verdaderas claves del asunto.
   
Entre otras cosas, porque de manera explícita, tanto para Cristina Fernández, la presidenta de Argentina; Rafael Correa, el mandatario ecuatoriano, y Martín Torrijos, el jefe de Estado panameño, todos llegados a Cuba este enero, ya es hora de que América Latina tome su rumbo propio, alejado de los intereses hegemónicos foráneos y de los modelos destructivos llegados desde el exterior.
   
Los tres presidentes coincidieron en subrayar los logros sustanciales cubanos en medio de las condiciones de férreo cerco establecido por la Casa Blanca, lo cual le brinda mérito adicional y muy significativo a cada paso dado por la Isla, y resaltaron lo ejemplar que esa actitud de resistencia y empeño resulta para todas las naciones de la región.
   
En consecuencia, puede la Casa Blanca asumir el rumbo que estime, como ha sucedido hasta hoy. América Latina, de manera independiente, ya optó por acoger a Cuba de manera absoluta. (Por Néstor Núñez/AIN)