Sureña con voluntad transformadora en bien de Cuba

Sureña con voluntad transformadora en bien de CubaLa historia de Esneirys Pie Montoya no dista mucho en detalles del resto de las más de 400 mujeres que hoy se afincan al surco para ganarse el sustento, integradas a la Columna “Ana Betancourt de Mora”, fuerza distintiva de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en el municipio camagüeyano de Santa Cruz del Sur.

Pequeña de estatura y con una contagiosa sonrisa siempre a flor de labios, la jefa del huerto intensivo de la Granja Agropecuaria Haití, recuerda que hace 14 años, sin experiencia alguna en las tareas agrícolas, respondió al llamado que hiciera la organización y fue de las primeras en incorporarse.

"Vine por necesidad, pues debía independizarme económicamente, y ya le cogí el gusto: aquí me siento útil y realizada como mujer", asegura Esneirys, quien por su destacada trayectoria laboral y cualidades personales mereció en 2005 la condición de militante del Partido Comunista de Cuba (PCC).

"Puede parecer exagerado lo que digo, pero ya, a estas alturas, no puedo vivir sin trabajar. Ese es el ejemplo que le ofrezco a mi hijo Eliécer, quien acaba de cumplir 17 años y ahora que está de vacaciones viene a cada rato y me ayuda a atender el huerto", afirma con un dejo de satisfacción, mientras revisa el boniatal que ella misma sembró.

FRUTOS DEL TRABAJO HONRADO

Como Esneirys, otras 39 mujeres están vinculadas de manera directa a las labores agrícolas en la Granja Agropecuaria Haití, distribuidas por fincas, a razón de una obrera por hectárea para su atención integral, ya sea de plátano, yuca, frijol, calabaza o melón.

Además de jefa de la finca Prado Uno, Maritza Arzuaga Heredia funge como coordinadora de la brigada de "muchachitas", con quienes se entiende a las mil maravillas y las ayuda a abrirse paso en la vida, a través del duro y a la vez reconfortante trabajo con la tierra.

"La mayoría —explica Maritza— somos de la comunidad de Haití, a unos cinco kilómetros de aquí. Imagínese, para estar listas a las seis de la mañana, que es cuando nos recogen en la carreta, tenemos que levantarnos una hora antes y preparar todas las cosas de la casa, incluidos los niños para la escuela o el círculo infantil".

Ese ritual es seguido religiosamente desde hace mucho tiempo por María Victoria García de Dios, como único sostén de la familia, para poder enfrentar la crianza y educación de sus tres hijos, Yolaine, Leonel y José Luis, hoy en diferentes tipos de enseñanza, a quienes nunca les ha faltado el calor maternal.

"Mi papá falleció —recuerda María Victoria— cuando yo tenía 14 años y para ayudar a mamá todos los hermanos nos pusimos a trabajar. Ya estoy acostumbrada a este ajetreo. Ahora mismo tengo bajo mi responsabilidad una hectárea sembrada de yuca que va muy bien y de la que pienso extraer buenas ganancias".

"MEJORES NO LAS QUIERO"

Aunque lejos aún de los resultados que en el orden económico y productivo se esperan de ella, la Granja Haití ve transformar su entorno, a partir de una mejor atención de los cultivos, que repercute en los rendimientos agrícolas y, por consiguiente, en las entregas sistemáticas a Acopio.

Ubicada en la zona conocida como El Prado, en tierras pertenecientes a la Empresa Agropecuaria “Jesús Suárez Gayol”, la entidad está estructurada en cuatro unidades o fincas para atender 209 hectáreas de cultivos varios, además de contar con 212 reses destinadas a la producción lechera.

"En ese empeño, las mujeres constituyen una fuerza vital para nosotros", comenta Rolando Gómez Fumero, el jefe de producción de la granja, quien reconoce la disciplina, consagración y entusiasmo que le impregnan a cada tarea que se les asigna, como es ahora el caso de los sembrados que atienden integralmente.

"Lo digo con toda sinceridad: yo, mejores no las quiero. Si hoy podemos asegurar que la granja está levantando poco a poco en el orden productivo, en mucho se debe a su entrega y aporte cotidiano, pues trabajan a la par de los hombres".

TRES LUSTROS A PIE DE SURCO

Gisela Monteagudo Castellanos se conoce al dedillo la historia de la Columna “Ana Betancourt de Mora” en Santa Cruz del Sur. Como secretaria general de la Delegación Municipal de la FMC, tuvo la responsabilidad de constituirla y seguir sus pasos durante casi 15 años de experiencias inolvidables.

Nuestro municipio —explica Gisela— fue el iniciador de esta hermosa iniciativa en Camagüey. En junio de 1996, en medio de los años difíciles del período especial, se conformaron tres brigadas, una en cada central azucarero: Haití, “Cándido González” y “Jesús Suárez Gayol”.

La respuesta de las santacruceñas no se hizo esperar: ante la necesidad de fuerza de trabajo en la agricultura, la Columna quedó integrada inicialmente por 160 mujeres, las que asumieron tareas relacionadas con la siembra, desyerbe, descepe, recogida de obstáculos y fertilización de las plantaciones cañeras.

Este movimiento —añade Gisela— se fue consolidando de año en año y cada UBPC creó su propia brigada femenina, ahora con mayor énfasis en la producción de alimentos, luego de la desactivación de los centrales. Hoy tenemos 408 mujeres incorporadas a la Columna en Santa Cruz del Sur.

Excelente manera esta de hacerse imprescindibles, sin exigir privilegios ni comodidades, como si su sola presencia en los campos bastara para reactivar un sector urgido de brazos y de voluntad transformadora para bien de la economía y de toda la sociedad. (Miguel Febles Hernández/Granma Nacional).