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Con Washington ¿es posible una relación entre iguales?

Con Washington ¿es posible una relación entre iguales?Cuando los latinoamericanos escucharon la campaña presidencial de Barack Obama en el 2008, pensaron que tal vez cambiaría la política exterior de Washington hacia la región.

En el 2009, pocos meses después de ocupar el Despacho Oval, Obama trató de ilusionar a todos en la V Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago.Allí le estrechó la mano a Hugo Chávez, y afirmó que había llegado el momento de desarrollar una relación "entre iguales". "A veces intentábamos imponer nuestras condiciones —dijo—. Podemos estar equivocados, lo admitimos, somos humanos".

Pero aquello fue solo un lavado de rostro, pues en esencia la política de la Casa Blanca no ha variado. Intentan destruir o al menos ralentizar todos los procesos de cambio en el continente.


El ejemplo más reciente es lo sucedido con el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien estuvo virtualmente secuestrado en Europa durante casi 15 horas.

Hugo Moldiz Mercado, académico bolivianoGranma consultó al académico boliviano Hugo Moldiz Mercado, abogado, comunicador y especialista en Relaciones Internacionales.

¿Cree que los gobiernos europeos actuaron por voluntad propia, o será cierto que estuvo Estados Unidos detrás de todo?

"A una semana de este hecho que será un hito en la historia mundial del ocaso del orden internacional, es posible afirmar que Estados Unidos estuvo desde un principio detrás de la operación montada contra el presidente Evo Morales. En primer lugar ellos son los únicos preocupados por las revelaciones que pudiera seguir haciendo Edward Snowden sobre las mega-operaciones de los servicios secretos estadounidenses en el mundo, que violan el derecho a la privacidad de sus propios ciudadanos e incluso de países europeos".

"Por otra parte, Estados Unidos es el único con liderazgo para alinear a todos sus socios en la OTAN en un operativo como el desarrollado el 2 de julio. Otro motivo para pensar que ellos son los responsables es la información que está empezando a aflorar en Austria, donde Die Presse, un diario muy serio, revela que el embajador norteamericano en ese país fue quien hizo correr el rumor de que Snowden estaba en el avión presidencial de Evo Morales".

A su juicio, ¿cómo este incidente afectará las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos?

"Las relaciones boliviano-estadounidenses están en proceso de empeoramiento. Esto se debe a la permanente intromisión de la embajada de los Estados Unidos y sus agencias de inteligencia en asuntos internos, ya sea abierta o encubiertamente, a través, por ejemplo, de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) o la National Endowment for Democracy (NED)".

"Desde el 2008, cuando Bolivia expulsó al embajador Golberg por alentar a la ultraderecha en sus afanes conspirativos y antidemocráticos, los nexos no han mejorado. El Acuerdo Marco firmado entre ambos países hace menos de dos años para establecer relaciones de mutuo respeto, de ayuda oficial de estado a estado, de no injerencia y de responsabilidad compartida en la lucha contra el narcotráfico, no ha sido cumplido por parte de Estados Unidos, que sigue presionando sobre el país. Revelaciones del semanario boliviano La Época dan cuenta de las acciones encubiertas en Bolivia por parte de la CIA y de la DEA, agencia norteamericana antidrogas".

¿Qué opina sobre la reacción de América Latina ante lo sucedido?

"La reacción ha sido positiva en términos generales. La indignación de los pueblos ha sido categórica y lo mismo de muchos estados y gobiernos. Creo que el atentado contra Evo Morales ha sido tomado como una agresión contra toda América Latina. De eso no hay duda".

"Sin embargo, Estados Unidos está operando en la región con más fuerza que antes, y ha tratado al menos de minimizar lo sucedido. En la reunión de UNASUR en Bolivia, es bastante sugerente que no hayan asistido los presidentes de Colombia, Perú y Chile, los tres más involucrados en el proyecto Alianza Pacífico, que es el retorno del ALCA con otro nombre".

Dalia González Delgado/Granma