Alpinistas, albañiles, constructores y restauradores embellecen aún más -casi un imposible- la Catedral y el antiguo edificio del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, hoy Centro Cultural Padre Félix Varela, en plena Habana Vieja. Ambos lugares, conectados entre sí por un pasillo interior, esperan al Papa Francisco en horas de la tarde del domingo 20 de septiembre, escalas de su visita a la Isla.
Además de la capital cubana -aquí oficiará una Misa en la Plaza de la Revolución y sostendrá un encuentro con el Presidente cubano Raúl Castro-, el pontífice irá a Holguín, al Santuario del Cobre y a la ciudad de Santiago de Cuba, desde donde viajará, el 22 de septiembre, a Estados Unidos.
Pero quien camine ahora mismo el empedrado de las más antiguas calles habaneras, encontrará en pleno frenesí a un grupo de obreros y maestros restauradores, que reparan los pisos o limpian con mangueras de alta presión las celosías del antiguo Seminario donde estudió el Padre Félix Varela -y donde por primera vez se pensó el ideal de la Patria cubana, como nos recordaría más de una vez Cintio Vitier.
También, pulen algunas de las piezas que componen el templo de la Catedral, mientras las imágenes doradas que escoltarán el coro de los canónigos, esperan acomodadas temporalmente sobre los bancos de una capilla accesoria.
Estos rostros esculpidos, tal y como debieron existir originalmente, son una de las novedades para la visita del Papa Francisco, que se añaden a cambios previos en el interior de la Catedral de La Habana. En 1998, en ocasión del viaje a Cuba de Juan Pablo II, se había restituido el coro de los canónigos desaparecido en décadas anteriores. También, se perfeccionó el acabado del templo y se restauró casi toda la carpintería.
Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva y portavoz del Arzobispado de La Habana, comenta otra importante novedad: presidirá el Altar Mayor un mosaico veneciano del italiano Giampiero Maria Arabia, quien ha decorado primorosamente antes unas 80 iglesias y es un artista indiscutible en obras de la iconografía cristiana medieval, alguien que sabe del diálogo entre la tradición y las técnicas modernas a juzgar por su preciosa obra en Cuba. La verán los feligreses por primera vez durante la celebración de las Vísperas que presidirá el Papa Francisco -y a la que asistirán sacerdotes, religiosos y seminaristas en esta Catedral-, y se unirá a otras joyas que aquí se guardan: los óleos del francés Jean-Baptiste Vermay, los frescos del italiano Giuseppe Perovani, el lienzo de la Virgen de Loreto, bendecida por el obispo Pedro Morell de Santa Cruz en 1755, y la imagen más conocida, la de la Virgen de la Purísima Concepción, a quien está dedicada esta iglesia.
Ni revestida por los andamios y las mallas que protegen a obreros y transeúntes, la Catedral deja de mostrar las enormes posibilidades para el barroco que tiene la piedra caliza cubana, salida del mar y todavía con conchas incrustadas. Una roca gris con la que se levanta la fachada de formas zigzagueantes, amiga de los juegos de luz, “música convertida en piedra”, como la llamó Alejo Carpentier. Y más bella que nunca, aunque parezca imposible, esperará a Francisco.
Fachada de la Catedral bajo restauración. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Presbiterio de la Catedral de La Habana en plena restauración. Obsérvese otro detalle interesante: la enorme lámpara que tiene más de 200 bombillas, una de las más grandes de América Latina. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Al centro del Altar Mayor, el mosaico de Giampiero Maria Arabia que muestra a dos ángeles. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Imágenes restauradas que se colocarán en la Sillería del Coro de los Canónigos, en el Presbiterio. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El altar de la Catedral en plena restauración. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Restauración de la fachada de la Catedral de La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Obrero en las obras de restauración de La Catedral de La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Fachada de la Catedral bajo restauración. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
“Nadie le ha dicho que no al Papa”, asegura el Padre Yosvany Carvajal, director del Centro Cultural Félix Varela, cuando reconoce que creyentes y no creyentes se han unido en las obras que darán la bienvenida y acogerán a Francisco en La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La antigua entrada principal del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, que se encuentra en la calle San Ignacio en La Habana Vieja. Hoy en este edificio está la sede del Centro Cultural Padre Félix Varela. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La entrada actual del Centro Cultural Padre Félix Varela, que ocupa el edificio de la antigua sede del Seminario de San Carlos y San Ambrosio en el centro histórico de La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Desde el primer piso de la sede del Centro Cultural Félix Varela. El antiguo Seminario fue creado por los jesuitas y a ellos perteneció hasta la expulsión de la Compañía del territorito español, en 1767. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Patio del Centro Cultural Félix Varela, donde estuvo el Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana: “El gran patio lo constituían cuatro corredores anchos, de columnas de piedra, formando un cuadrado. En el centro había una fuente, y por todo el derredor naranjos lozanos y frondosos”, dice Villaverde en “Cecilia Valdés”. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Obrero trabajando en el frontón del antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio, de La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Detalle de la entrada original del Seminario de San Carlos y San Ambrosio en la calle San Ignacio, de La Habana Vieja. “Una portada a modo de retablo, de tres niveles, con pilares y pilastras poligonales, y coronada con un hermoso cuadrifolio constituía el único elemento que resaltaba el exterior del edificio, con una composición delineada con belleza y elegancia, inspirada en las formas de la portada de la Universidad de Valladolid”, afirma el arquitecto Joaquín Weiss en su obra “La arquitectura colonial cubana”. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Detalle de la fachada de la entrada original del Seminario: tallada en piedra y deteriorada por el paso del tiempo, la imagen de San Ambrosio. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La campana original del Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana, con la fecha en que fue creada: 1731. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La fachada actual del antiguo Seminario, que da a la Bahía de La Habana, se erigió en la década del cincuenta del Siglo XX, e imita las formas curvas y barrocas del frente de la Catedral. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
En el piso de granito del antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio, está grabado el escudo de Monseñor Manuel Arteaga, el primer Cardenal que tuvo Cuba y uno de los primeros en América Latina y el Caribe. Foto: Ismael Francisco/ Cuba
El recibidor del Centro Cultural Félix Varela: a la derecha la entrada del pasillo interior que conduce a la Catedral. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Un alpinista limpia con una manguera a presión la fachada del antiguo Seminario donde estudió Félix Varela, José Agustín Caballero, José María de Mendive y otros grandes patriotas. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
“A la izquierda de la entrada principal estaba la ancha escalera”, escribió de este lugar Cirilo Villaverde en su “Cecilia Valdes”. Lo recuerda una placa de mármol en el antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Orlando Márquez, director de la revista “Palabra Nueva” de la arquidiócesis de La Habana, nos cuenta detalles de la restauración de la Catedral de La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate