[:es]Fidel, la Revolución Cubana, la libertad, razones de orgullo para santacruceño[:]

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Todavía no le habían salido las primeras sombras del bigote cuando Rafael de la Concepción Rodríguez decidió integrarse a la Célula del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en la rural comunidad de Cubitas, alejada cinco kilómetros del santacruceño poblado Arroyo Blanco.

“La falta de independencia y las perpetuas injusticias de la guardia rural que únicamente defendía a los ricos, también a los chivatos, me “espabilaron” la ideología política, las ideas revolucionarias”, puntualizó el entrevistado.

Esa asociación clandestina era dirigida por el Teniente Colín, miembro de la Columna 13 Ignacio Agramonte, del Ejército Rebelde. “La componían además Luis Brizuela Rodríguez, Gonzalo Hernández y Elino Peña.

 Ejecutamos varias misiones: Colocamos banderas del Movimiento en la parte superior de las grúas que alzaban caña y en el ramal del ferrocarril cercano a la Loma del Gato. De igual manera vendimos bonos relacionados con nuestra lucha y recogimos armas”.

Cuando por su quehacer llegó a peligrar las vidas de los hombres integrados a la Célula roja y negra en Cubitas. “No quedó más remedio que coger el monte el 3 de noviembre de 1958”, recordó De la Concepción Rodríguez.

A Marino Gil, un primo del testimoniante, los guardias del otrora régimen lo detuvieron  a fin de que informara el paradero de los alzados. “Esos verdugos lo tuvieron dos días  encarcelado; lo guindaron por los pies y le daban chancletazos en las plantas de esas extremidades. Cuando se convencieron de su inocencia, lo soltaron”.

Al incorporarse los clandestinos cubiteños a la “Ignacio Agramonte”, acantonada en los montes de San Miguel del Junco, realizaron distintos cometidos. El área boscosa, es digno destacar,  se encuentra situada entre el poblado Haití de esta localidad y el actual municipio Amancio Rodríguez de la provincia Las Tunas,  antigua vecindad del central Francisco.

“A mí, dijo Rafael, me mandaron para el pelotón de Lorenzo Echevarría. Fui práctico durante algún tiempo. Después el campamento se movió para la zona de Jobabo. Entonces se decidió tomar el cuartel de la tiranía que existía en ese lugar. Para esta tarea se designó el pelotón de Lalo Sardiñas.

 Yo quedé al frente del grupo de apoyo como tirador de ametralladora. A la media noche del 31 de enero de 1958 empezó el ataque y al amanecer del primero de enero del nuevo año se rindieron los guardias”.

La Columna 13 Ignacio Agramonte entraba victoriosa a Camagüey en aquellas imperecederas jornadas de júbilo masivo de 1959. “Fidel, la Revolución Cubana, la libertad obtenida son razones que me hacen vivir orgulloso”, refirió el combatiente.[:]