Del lobo al chihuahua, así se ha forjado la diversidad de los perros modernos
Un estudio internacional ha revelado que la diversidad de los perros modernos comenzó a forjarse mucho antes de lo que se pensaba. Aunque hoy un chihuahua parece muy distante de un lobo, la investigación demuestra que ambos comparten un vínculo ancestral que se remonta a la Edad de Piedra.
La investigadora Allowen Evin, de la Universidad de Montpellier, explicó que al observar un chihuahua en realidad se contempla a un lobo que convivió con los humanos durante miles de años hasta transformarse. El equipo que lidera descubrió que la domesticación de los perros, atribuida durante mucho tiempo a la cría selectiva del siglo XIX, en realidad se inició hace más de 10 000 años.
El trabajo, publicado en la revista Science, se centró en cráneos caninos prehistóricos. Durante más de una década, los investigadores examinaron y escanearon huesos que abarcan 50 000 años de evolución. Crearon modelos digitales en 3D de más de 600 cráneos y compararon rasgos entre perros antiguos, modernos y lobos. Los resultados mostraron que hace unos 11 000 años, poco después de la última glaciación, los esqueletos de los perros comenzaron a cambiar.
Los investigadores realizaron escanearon cada uno de los cráneos que estudiaron. El cráneo rosa de la izquierda en esta imagen corresponde a un perro moderno con hocico más corto, y la imagen verde de la derecha corresponde al cráneo de un lobo. Foto: Getty Images
Aunque seguían existiendo ejemplares esbeltos similares a lobos, también aparecieron animales con hocicos más cortos y cabezas más robustas. Carly Ameen, de la Universidad de Exeter, señaló que casi la mitad de la diversidad que hoy caracteriza a las razas modernas ya estaba presente en la Edad de Piedra. La especialista destacó que el hallazgo contradice la idea de que los clubes caninos británicos del siglo XIX iniciaron la transformación.
Los perros fueron los primeros animales domesticados. Existen pruebas de que los humanos convivieron con ellos desde hace al menos 30 000 años, aunque el lugar y las razones de esa relación inicial siguen siendo un misterio. Este estudio aporta evidencias físicas de cómo los perros se convirtieron en mascotas, compañeros y animales de trabajo. Los escáneres digitales permitirán responder nuevas preguntas sobre las fuerzas evolutivas que impulsaron la domesticación.
Algunos investigadores sugieren que el encuentro entre lobos y humanos ocurrió de manera accidental, cuando los animales se acercaron a las comunidades de cazadores-recolectores en busca de alimento. Los lobos más dóciles recibieron más comida y los humanos empezaron a depender de ellos para limpiar restos y alertar sobre depredadores.
Ameen explicó que varias razones pudieron modificar la apariencia de los perros. La preferencia de los ancestros por cabezas cuadradas y hocicos chatos pudo influir, pero también la interacción con los humanos, la adaptación a distintos entornos y los cambios en la alimentación. Todos estos factores contribuyeron a la diversidad que hoy caracteriza a las razas caninas. La investigadora reconoció que resulta difícil determinar cuál de esos elementos tuvo mayor peso.
La historia humana y la de los perros se ha entrelazado durante decenas de miles de años. Otro artículo publicado en la misma edición de Science analizó el ADN de perros que vivieron entre 9 700 y 870 años atrás en Siberia, la estepa euroasiática central y el noroeste de China. Los científicos concluyeron que el movimiento de los perros domésticos en esa región coincidió con las migraciones de cazadores-recolectores, agricultores y pastores.
La investigación confirma que los perros han acompañado a los humanos en sus viajes y se han integrado en las sociedades desde tiempos remotos, consolidando una relación que transformó a un depredador en el compañero más cercano del ser humano. (Tomado de Cubadebate)

