Bolivianos a las urnas en cruciales elecciones
Tensión, amenazas e incertidumbre marcaban ayer sábado a Bolivia, en vísperas de los comicios de este domingo, signados por la epidemia de la COVID-19, el deterioro de la economía y la polarización política.
Los bolivianos elegirán hoy un nuevo presidente, con quien el país ingresará a una nueva etapa, poniendo fin al gobierno transitorio de la derechista Jeanine Añez.
La autoproclamada presidenta fue entronizada en el poder en noviembre de 2019, tras el golpe de Estado que la élite tradicional, con respaldo de Estados Unidos, lanzó contra Evo Morales y su proceso de cambio progresista de catorce años a favor de las mayorías y, sobre todo, de la población indígena.
La figura de Evo marcó precisamente la campaña electoral, con su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS) y su candidato presidencial, Luis Arce, situados como favoritos para ganar mañana la contienda.
Pero las encuestas vaticinan que Arce no obtendrá la mayoría necesaria para vencer en primera vuelta y tendrá que acudir a una segunda ronda o balotaje, el 29 de noviembre.
La Constitución boliviana declara ganador en primera vuelta al candidato que obtiene mayoría absoluta o el 40 por ciento de los votos con 10 puntos de ventaja sobre el segundo contendiente.
De lo contario, habrá balotaje, un escenario en el que el aspirante del Mas, Luis Arce, tendría como eventual rival al derechista Carlos Mesa, cuando ambos figuran como los únicos con opciones de ganar mañana entre siete candidatos a la presidencia.
Lo ideal para la derecha habría sido unirse en torno a un solo aspirante, quizás el mismo Mesa, para derrotar a Arce y al MAS, pero los rivales del movimiento izquierdista no lograron aunar posturas.
Mesa fue el principal rival de Evo Morales en los comicios de 2019, y ahora tiene la mejor opción en el campo derechista para imponerse ante Arce, si es que resultan confiables las encuestas que lo vaticinan.
Los sondeos ubican en tercer lugar al ultraderechista Luis Fernando Camacho, el líder empresarial que encabezó la ofensiva golpista contra Evo Morales.
Los comicios de hoy no solo definen la posibilidad de una vuelta al poder del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, sino también su mayoría en ambas Cámaras del Congreso, pues las elecciones del domingo también servirán para renovar las 36 bancas del Senado y los 130 puestos de la Cámara de Diputados.
La incertidumbre dominará la jornada electoral de hoy, ya que al cierre de las centros de votación solo se darán a conocer resultados preliminares, y el Tribunal Supremo Electoral tendrá un plazo de siete días para dar a conocer las cifras finales.
Maniobras fraudulentas podrían intentar al menos impedir un triunfo en primera vuelta de Luis Arce y su Movimiento al Socialismo, a la vista de los esfuerzos con que el gobierno de facto de Jeanine Añez y el resto de los sectores derechistas articularon su agresiva campaña de descrédito y persecución a los líderes de la agrupación izquierdista para evitar a toda costa que ganen mañana.
Arce ya alertó a varias misiones internacionales sobre el riesgo de que un nuevo procedimiento de conteo rápido de votos afecte la transparencia de las elecciones del 18 de octubre.
Los comicios estarán bajo la observación de representantes de la Unión Europea, la Unión de Organismos Electorales de América, el Grupo de Puebla, la Internacional Progresista, el Centro Carter y la OEA.
Cabe recordar que la OEA estuvo detrás del golpe de Estado contra Evo Morales, con un informe de su misión de observadores electorales que daba por sentado un supuesto fraude del entonces presidente, quien contendía por la reelección en los comicios de octubre del 2019.
Ahora, el gobierno que surgió de la asonada bendecida por la OEA mantiene un clima de intimidación contra observadores independientes, como ocurrió anoche al impedir el ingreso al país de la comitiva integrada por legisladores argentinos, invitados por la Asamblea Legislativa de Bolivia.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, criticó a la administración de Añez por maltratar a los parlamentarios y or violentar y detener a uno de ellos, el diputado Federico Fagioli.
Políticos bolivianos también mostraron su repudio por el actuar de las autoridades de facto contra la delegación del país vecino.
El candidato presidencial del MAS, Luis Arce, pidió que se respeten los derechos de los observadores internacionales con el fin de garantizar la transparencia en el proceso electoral.
Desde su refugio en Buenos Aires, Evo Morales condenó también el maltrato que recibió la delegación argentina y recordó que el Tribunal Superior Electoral de Bolivia tiene la misión histórica de garantizar elecciones democráticas, libres y transparentes para retornar a la democracia, con cada uno de los sufragios de los bolivianos.
(Radio Rebelde)