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Habita en La Guabina joya botánica

Pinar del Río, 7 dic. -El árbol del viajero, una joya botánica oriunda de Madagascar, habita la finca La Guabina, área protegida que a solo una decena de  kilómetros de esta ciudad, constituye un escenario rural privilegiado por  la riqueza de su flora y fauna.

Erguida frente a un pequeño hotel de ocho habitaciones existente en el lugar, la Ravenala madagascariensis, su nombre científico, convive junto a otros representantes del reino vegetal como la guayabita del pinar, con cuyos frutos se elabora el licor del mismo nombre, único de su tipo en el mundo.
   
Es acompañada también por la palma barrigona, planta de abultado tallo y por helechos arborescentes y pinares que coexisten en un mismo espacio, coincidencia en extremo curiosa, pues generalmente ambos viven en hábitat de diferentes características.
   
Con su aspecto de palmera, es admirada por cada visitante, aunque documentos científicos la describen como una mezcla de platanera y palma.
   
Cuentan que fue denominada así porque los viajeros sedientos podían encontrar depósitos de agua en muchas partes del arbusto, especialmente en  las brácteas de las flores y en el interior de los hollejos de la base de las hojas, cada uno de los cuales puede almacenar un cuarto de litro de agua.
   
Resulta, además, la única especie de su género en la Isla y  según Jorge Luis Hernández, guía turístico del centro, por los cuidados prodigados al ejemplar, en La Guabina, el árbol del viajero continuará por mucho tiempo brindando la acogida a quienes acuden a su encuentro.
   
Perteneciente a la empresa de Conservación de la Flora y La Fauna, la finca, con más de 11 mil hectáreas de extensión, es identificada principalmente por su centro de mejoramiento genético equino, el cual está dedicado al progreso de las razas appaloosa y pinto cubano.
   
La hacienda tiene también áreas dedicadas al turismo de naturaleza, con propuestas de caminatas, senderismo, monta de caballo, paseos en bote por la laguna alimentada por las aguas de la presa Guamá y la observación de más de 55 especies de aves endémicas y migratorias.
   
Vecinos de la comunidad radicada en la finca, quienes conviven en perfecta armonía con el entorno, aseguraron que La Guabina debe su nombre a un pez llamado así, muy  abundante allí en centurias pasadas, y aún es visto hoy en los espejos de agua de la demarcación.(AIN)