2012. Arrastrando deudas medioambientales

La Habana. – El 2012 prometía ser un año de cambio, pero las cosas siguen igual, o peor, al menos en los esfuerzos globales para adaptarse al inevitable cambio climático. Del 26 de noviembre al 8 de diciembre sesionó en la capital de Catar la XVIII Conferencia de las Partes (COP 18) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), cuyo único resultado fue aplazar la vida del Protocolo de Kyoto por ocho años más.

En 2020 deberá entrar en vigor un acuerdo para frenar el aumento de la temperatura global, porque en Doha la meta fue muy poco ambiciosa, apenas un 15 por ciento de la reducción de emisiones de gases causantes del efecto invernadero, equivalente a lo que emana la Unión Europea.

Poco antes del comienzo de la COP 18 en el emirato árabe, un informe de las Naciones Unidas reveló que las medidas tomadas para reducir el efecto invernadero no son suficientes y el incremento de la temperatura global podría alcanzar entre los tres y cinco grados Celsius en el presente siglo.

Este informe fue elaborado por 55 científicos de 20 países y coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Las cifras manejadas en el estudio se encuentran muy por encima de los dos grados Celsius permisibles para que la vida en la Tierra no sufra cambios demasiado drásticos que pongan en peligro a las personas y la biodiversidad en general.

También durante las sesiones de esta COP se difundió en la revista Science un estudio que disparó la alarma en la comunidad científica, pero al parecer no removió las conciencias de los representantes de los países industrializados, principales causantes del aumento de la temperatura global.

La investigación realizada por expertos de la Universidad británica de Leeds y del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) advirtió que el deshielo de los polos se disparó a partir de 1992, principalmente en la isla de Groenlandia.

Esa estimación, la mayor sobre la pérdida de hielo desde la década del 90, evidencia que el deshielo ocurre tres veces más rápido que en esos años y provocó un aumento del nivel de los mares de 1,25 centímetros.

Explican los expertos que es necesaria la pérdida de mucha masa helada, por lo menos de 10 mil millones de toneladas, para que los niveles de los mares se incrementen de esa manera.

Aunque la cifra puede parecer despreciable, posiblemente ello agravó las inundaciones causadas por el huracán Sandy, el mes de octubre último, dijo Eric Ivins, uno de los coautores del texto.

A partir de imágenes satelitales, los investigadores calcularon que dos tercios de los deshielos ocurrieron en Groenlandia y el resto en la Antártida.

Otras investigaciones difundidas a lo largo de este año también generan preocupación sobre los efectos acumulativos del aumento de la temperatura global.

Un estudio de la Universidad de British Columbia difundido en la revista Nature Climate Change en octubre último reveló que los cambios en los sistemas climáticos de los océanos podrían conducir a un empequeñecimiento del tamaño de los peces para el 2050.

Modelos informáticos desarrollados por los científicos canadienses, quienes analizaron a más de 600 especies de peces de los océanos de todo el mundo, encontraron que el peso máximo que pueden alcanzar disminuiría entre un 14 y un 20 por ciento hasta el 2050.

En los trópicos las consecuencias del aumento del efecto invernadero serían más negativas en ese sentido.

Otro animal que ya sufre las consecuencias del aumento de la temperatura global es el pájaro carbonero (Parus major) quien no podrá adaptar su ciclo reproductivo para alimentar a sus pichones con orugas.

Los efectos del cambio climático no se limitan solo a la biodiversidad de la que también el hombre forma parte.

El incremento del efecto invernadero es responsable de sequías prolongadas más allá de lo normal, inundaciones y daños a los cultivos que provocan desplazamientos humanos.

Los primeros pasos para redoblar los esfuerzos para adaptarse a esta realidad pudieron darse en el 2012, pero como ya es habitual, los intereses económicos volvieron a erigirse en el principal obstáculo.

¿Habrá que esperar entonces al 2020? ¿Despertarán las conciencias dormidas para entonces? ÂíOjalá no sea demasiado tarde!.(PL)