Israel Tápanes Vento: Matanzas en el Moncada

“La libertad anida entre los pechos de los que viven hombres/ Y por verla en la estrella solitaria es un honor luchar/ A la generación del centenario le caben los honores,/De construir la patria que soñara el Maestro Inmortal”. (Raúl Gómez, fragmento del poema: Ya estamos en combate).

Desde niño, la responsabilidad fue premisa para Israel Tápanes Vento, cualidad que lo incluyó entre el grupo de combatientes del naciente Movimiento 26 de Julio (M-26-7), y único representante del municipio de Matanzas en el histórico asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, hace 59 años.

Como miembro de la célula de San Leopoldo, en La Habana, Tápanes participaría en la insurrección armada contra el inconstitucional gobierno de Fulgencio Batista, pues se había trasladado a la capital cubana en busca de mejoras económicas y encontró respaldo a sus ideales políticos.

Mozo de limpieza, dependiente y fotógrafo, fueron las tareas que realizó en la tienda Casa Carrillo, en la calle Neptuno número 529, labores que le permitieron contribuir en la recaudación de fondos para la compra de armamento y otros enseres indispensables en el plan.

Con el espíritu del último poema del bardo Raúl Gómez García: “Ya estamos en combate”, y la escopeta Browning calibre 12, aquel 26 de julio de 1953 Israel demostró las habilidades adquiridas en las prácticas de tiro realizadas en Lomas de Tapaste, en la actual provincia de Mayabeque.

Aunque no se cumplieron los objetivos militares de la acción armada, el suceso cambió radicalmente el destino de la nación y marcó el inicio del nuevo movimiento revolucionario cuyo colofón fue la derrota de la tiranía el primero de enero de 1959.

“Vine espontáneamente con la intención de sacrificar mi vida por sacar del lodo en que las ambiciones de algunos han sumido a Cuba”, fue la declaración del único yumurino asaltante al Moncada, ante los acusadores.

La historia propició que Israel Tápanes Vento (1926-1990), luego de la victoria revolucionaria y en honor a sus hermanos caídos, ayudara a construir la patria que soñó Martí. Hoy, a más de medio siglo del asalto al Moncada, su legado perdura en el ejemplo de la Generación del Centenario. (Por Yenli Lemus Domínguez, AIN)