Carta de René González sobre terrorista de Miami
La Habana, 9 dic.- Una carta de René González a la Editorial Capitán San Luis, del 16 de diciembre del 2004, desde la Prisión Federal de Edgefield, Carolina del Sur, referida al terrorista Ramón Saúl Sánchez Rizo, es publicada hoy por el diario Granma. La misiva del héroe cubano, sometido a una sanción de tres años de libertad supervisada en Miami luego de cumplir completamente su pena de cárcel, aborda hechos relacionados con el connotado terrorista, sobre quien esa casa editora publicó el libro Welcome Home.
Refiere la comunicación de René que cuando conoció a Sánchez Rizo, a principios de 1995, este ganaba notoriedad en el ambiente político de Miami a través de un pacifismo algo sui géneris.
Recuerda que la ciudad estaba en crisis, ya que en mayo de ese año se habían firmado los acuerdos migratorios que permitirían la emigración, de manera segura, a veinte mil cubanos cada año.
El gheto explotó -asevera- y quienes hasta unos días antes defendían el derecho de los cubanos en la Isla a jugarse la vida en frágiles balsas para alcanzar la tierra prometida, se rebelaban ahora cuando la tierra prometida se abría a los de allá, permitiéndoles la inmigración sin arriesgar sus vidas.
Cómo los supuestos defensores del derecho de los balseros a la "libertad", se convirtieron repentinamente en fieros opositores a que sus defendidos alcanzaran la susodicha "libertad" cómodamente, en un avión, es lo que haría, para cualquier persona racional, inexplicables las circunstancias, observa René.
El caso es que en medio del caos y de manifestaciones de protesta generadas por los acuerdos migratorios, este personaje, Ramón Saúl Sánchez Rizo, resucitó a la vida pública tras un retiro en prisión.
Había cumplido condena por negarse a testificar en relación con los crímenes en que había tomado parte —incluyendo el asesinato de diplomáticos cubanos—, como miembro de las organizaciones Abdala y Omega-Siete.
En aquellas protestas y disturbios callejeros se inspiró el método del pacifismo sui géneris –subraya René- a que se refería antes: pero lo que lo hacía sui géneris era en realidad el propósito: crear un incidente internacional entre Cuba y Estados Unidos que luego pudiera escalar en una confrontación armada.
De ahí –precisa- surgieron las cacareadas "flo-tillas": meras irrupciones ilegales en Cuba en embarcaciones con matrícula norteamericana, reclamando un hipócrita y pretendido derecho al retorno que todavía, en el 2004, es negado por el gobierno norteamericano sin que sean muchos los que se quejen.
El éxito propagandístico de la primera flotilla —efectuada en julio de 1995— elevó la popularidad de Ramoncito en un gheto escaso de héroes, impidiéndole aceptar el estrepitoso fracaso de las que le siguieran en septiembre y noviembre del mismo año, señala en su misiva el antiterrorista cubano.
Luego de relatar los pormenores de una nueva y fracasada provocación que orquestaban contra la Isla, René hace alusión a un personaje que denominaban El maestro, de quien conoció después que se trataba de Reynold Rodríguez.
Cuando lo vio al cabo del tiempo -dice- fue integrando el grupo de apoyo a favor de Luis Posada Carriles y los otros tres terroristas procesados en Panamà por planear atentado contra el líder de la Revolución Fidel Castro.
Al ocurrir el atentado a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre del 2001, EEUU. descubre el terrorismo, y parecería que en la ola indiscriminada de represión doméstica que siguió, no quedaría terrorista suelto en el país.
Fue así –rememora René- que la ley tocó a la puerta de Ramón Saúl, y sus antecedentes terroristas le colocaron en conflicto con el Acta Patriótica, y los cables dijeron que sería sometido a un proceso del que dependería su estancia en EEUU.
Pero creer que el gobierno norteamericano trataría a sus terroristas como unos terroristas cualesquiera sería iluso, considera René, pues Ramón Saúl Sánchez se quedó, como se quedaron su maestro Reynold, Posada Carriles y tantos más, denuncia.
El terrorismo contra Cuba seguirá siendo un secreto bien guardado y nuestras víctimas no habrán existido, tal y como desaparecen diariamente, enterradas por una indiferencia criminal, las víctimas inocentes en Iraq o Palestina, pero Cuba no desaparecerá como una víctima más, concluye René González. (AIN)