Santa Cruz del Sur, dos huracanes marcan la memoria de sus pobladores

Santa Cruz del Sur 9 nov.- Desde el litoral costero los pobladores escucharon un ruido extraño que salía de las entrañas del mar. Nadie podía explicar que podía ser, ni siquiera los pescadores más viejos. Los que tenían fe en Dios suplicaban con la mirada puesta al cielo que nada malo fuera a suceder.

El todopoderoso nos protegerá, aseguraban continuamente otros vecinos del otrora primer poblado de Santa Cruz del Sur. Pero el tiempo, en lugar de mejorar, empeoraba. La oscuridad colocó su manto endemoniado sobre la luz, para apagar las esperanzas y propagar las tristezas.

El 9 de noviembre de 1932 el martirio fue emperador en el pueblo de pescadores y comerciantes. La fiera invisible incrementó los rugidos acelerando la potencia del viento y las olas. Parecía haber ocupado espacio el infierno de Dante.

Algunas familias, con tiempo suficiente, se distanciaron del peligro caminando por encima de la vía férrea. A otras las atrapó, casi en su totalidad, la muerte. De nada valieron promesas y suplicas al Supremo. La maldad convertida en infernal huracán destrozó las alegrías.

Sobre las palizadas de lo que había sido un entorno poblacional próspero, aparecían cientos de cadáveres de infantes, mujeres y hombres. Por qué les habían enviado tanta muerte y destrucción, se preguntaban los sobrevivientes con el rostro inundado en lágrimas.

La amargura sacudida por el llanto agobiaba más a los que buscaban a los seres queridos, que quizás el mar no se había llevado o podían hallarse sobre las cercas de alambres de púas o tapados por escombros de madera. La búsqueda sin esperanzas estrujaba sus corazones.

Cuando el pitazo del mal llamado tren de auxilio fue escuchado por las víctimas, entre ellos muchas niñas y niños huérfanos, ninguno, sobre todo los pequeños, mostró ápice de entusiasmo. No quedaba oportunidad para un hasta luego ni un beso a los que les dieron la vida.

Pasado 78 años del evento que dejó enlutado a la comunidad costera, ésta era embestida nuevamente por otro huracán de gran intensidad, al que especialistas en meteorología nombraron asombrosamente Paloma, porque mensaje de paz no trajo ninguno y sí bastantes daños materiales al poblado La Playa.

El ocho de noviembre de 2008 el volador evento atmosférico arremetió con furia a la localidad. Las medidas de evacuación tomadas por la dirección municipal con las familias que residen en lugares vulnerables, permitió trasladarlas a lugares seguros, mientras que otras se auto-evacuaron en casas de parientes.

La bien organizada movilización de los hombres y mujeres de la Defensa Civil permitió que ninguna persona corriera peligro. Luego prosiguió la etapa recuperativa con la construcción del barrio Paloma y edificios multifamiliares para los damnificados.

Como bien expresara el General de Ejército Raúl Castro Ruz, los santacruceños no se rinden ante el enemigo ni los huracanes. La gente de estos predios mantiene la fe absoluta en la Revolución Cubana y sus máximos dirigentes. A la vez defiende con amor las conquistas obtenidas.

(Foto: Raúl Reyes y archivo histórico Museo municipal)