BiotecnologíaCienciasciencia_tecnologiaInteligencia ArtificialInvestigaciones CientíficasTecnologíaTelecomunicaciones

Los rostros de la antropología forense en Cuba

Más allá del enfoque cercano a la realidad o la ficción con que ha sido tratado el tema en mediáticas series de televisión (CSI, Bones), la antropología forense es reconocida hoy entre las disciplinas de mayor peso, dentro de las denominadas ciencias forenses.

Si bien existen diferentes definiciones para englobar sus esferas de trabajo, el concepto más arraigado la resume como la aplicación de los conocimientos antropológicos en función de la justicia y la sociedad, incluida la solución de disímiles cuestiones médico-legales.

Visto de manera específica se trata de aportar, sobre sólidas bases científicas, los datos que permitan la identificación positiva de restos humanos en estado de descomposición avanzada, carbonizados o fragmentados (es decir, cuando resulta imposible hacerlo por las técnicas tradicionales de la medicina forense), a causa de crímenes, masacres, accidentes masivos, desastres naturales y otros sucesos, propiciando el esclarecimiento de lo ocurrido.

La antropología forense contribuye, también, a esclarecer la conducta del victimario por medio de indicios dejados en el lugar de los hechos, ayuda en la estimación del tiempo transcurrido desde la muerte del sujeto hasta el momento de ser encontrado el cadáver, y determina la causa más probable del fallecimiento, a través del estudio de las marcas sobre los huesos y las circunstancias en que tuvo lugar el deceso.

BITÁCORA DE APORTES

Graduado de Licenciatura en Biología en la Universidad de La Habana, el hoy doctor en Ciencias Dodany Machado Mendoza es el único antropólogo forense que desempeña esa compleja labor en el Instituto de Medicina Legal, perteneciente al Ministerio de Salud Pública.

Según refiere a Granma el también profesor de Antropología de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, en nuestro país los comienzos de la antropología forense datan de la segunda mitad del siglo XIX, aunque no tenía ese nombre, y pasarían muchos años antes de que las evidencias antropológicas llegaran a ser tomadas en cuenta ante un juicio oral.

«La primera persona en ocupar esa función, de manera oficial en Cuba, fue la doctora en Ciencias María Elena Díaz Sánchez, a inicios de la década de los 70 de la pasada centuria, hasta que, a finales de 1975, el recientemente fallecido profesor Héctor Soto Izquierdo asumió esa responsabilidad en el Instituto de Medicina Legal, siendo el único antropólogo forense de la referida institución hasta mi incorporación al centro en 1998, en el Instituto de Medicina Legal.

«Debo destacar que el profesor Héctor Soto acumuló méritos relevantes a lo largo de su brillante carrera profesional, al tener un papel protagónico en la identificación de los cubanos caídos en la epopeya internacionalista de Angola y la repatriación de sus restos como parte de la Operación Tributo. Así ocurrió, además, con los caídos en Granada, los pocos cuerpos recuperados del crimen de Barbados, y en la búsqueda e identificación de los restos del Che y sus compañeros de guerrilla en Bolivia.

Gracias a sus investigaciones, subrayó el doctor Dodany Machado, se pudo conformar la gráfica de la localización exacta de las heridas de bala y las agresiones por arma blanca recibidas por el Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales, incluido el disparo de arma de fuego recibido en el atentado que le hicieran en San José, Costa Rica.

«En lo personal, para mí resultó un privilegio, en el mejor sentido de la palabra, trabajar a su lado por más de 20 años, y compartir junto a él la condición de ser los dos únicos antropólogos forenses con ese nombramiento en el país, hasta 2018.

Para el doctor Machado Mendoza, el proceso de identificación es una de las tareas más difíciles, y a la vez fascinantes, que enfrenta el antropólogo forense en el ejercicio de la profesión.

«El propósito es llegar a la identidad del (los) cadáver(es) o restos humanos, a solicitud de la Fiscalía, de la Instrucción Penal o del Tribunal.

«Igualmente, estudiamos las lesiones, en particular las óseas, que pudieran haber provocado la muerte, o en relación con la dinámica del hecho criminal. De manera similar, investigamos los productos de la concepción (fetos) para establecer la edad gestacional y lesiones óseas, que presuntamente tengan vínculo con abortos ilícitos y delitos de infanticidio».

Como resaltó este profesor de Antropología, en un primer momento se realiza lo que se conoce como identificación relativa, que no es más que la determinación del sexo, el patrón ancestral, la estatura y la edad, que debió tener el sujeto o las partes del cuerpo halladas al morir (se conoce como Tetralogía identificativa).

Una vez que disponemos de esos datos, los ponemos en manos de la autoridad competente encargada de buscar, entre las personas reportadas ausentes del domicilio, aquella que cumpla con los parámetros aportados, aseveró.

«En caso de que un desaparecido presente características similares a las del cadáver hallado, se procede a comparar los datos ofrecidos por familiares, amistades, médicos, estomatólogos, historias clínicas, y los estudios de Rayos x, Tomografía Axial Computarizada, Resonancia Magnética Nuclear y adn, con los elementos encontrados en el cadáver o resto humano, a fin de lograr la denominada identificación absoluta», afirmó.

De acuerdo con lo expresado por el doctor Dodany Machado, existen detalles que pueden ayudar mucho en el trabajo identificativo de una persona fallecida, ya sea un rasgo facial muy pronunciado, por ejemplo una desviación notable del mentón, una pieza dental que falte o la confección de una prótesis.

Tutor de nueve tesis de Diploma para optar por el título de Licenciado en Biología (8) y Bioquímica (1) y asesor de seis tesis de especialista en Medicina Legal, principalmente, el reconocido antropólogo forense ha participado en la identificación de cadáveres en 11 desastres masivos, de ellos seis corresponden a accidentes de aviones.

El doctor Machado Mendoza enfatizó que, según la experiencia acumulada en sus casi cinco lustros de labor, el antropólogo forense debe acudir lo más pronto posible al lugar de un siniestro con numerosas víctimas, sobre todo cuando ocurre en un ambiente de clima cálido y húmedo, como el nuestro.

«La demora en llegar y realizar el levantamiento, embalaje y traslado de los cuerpos puede favorecer la descomposición de estos, y hacer que elementos de identidad detectados en el sitio del accidente, no puedan ser apreciados después en la morgue.

Por tanto, debe fijar, con memoria fotográfica, todo lo identificativo, y ubicarlo topográficamente con respecto a la posición de los cadáveres localizados y el escenario que los rodea», enfatizó el doctor Machado Mendoza.

(Tomado de Granma)