nacionales

Llevar al Parlamento de Cuba el sentir de la comunidad

La Habana, 21 mar.- A sus casi 45 años, la cubana Caridad Margarita García, residente en la barriada capitalina del Vedado, vive hoy algo que nunca imaginó sucedería: prácticamente perdió su nombre y pasó a ser simplemente “la delegada”.
Elegida por sus vecinos en un proceso especial durante el mandato anterior para asumir la responsabilidad al frente de la circunscripción (la más pequeña demarcación electoral y de gobierno), actualmente esta Doctora en Ciencias Farmacéuticas integra también la candidatura a diputada al Parlamento de la isla.

“Es un reto, verdaderamente, y un compromiso”, reflexionó en diálogo con Prensa Latina, y destacó la posibilidad de contribuir a perfeccionar los órganos del Poder Popular, y a impulsar aún más al país. “Es bastante comprometedor y emocionante”, añadió.

García forma parte de los 221 delegados de base que están propuestos entre los 470 nominados al Legislativo para los comicios del próximo 26 de marzo, un elemento muy importante, en su opinión, en tanto son las personas que trabajan directamente con los electores.

“Es la posibilidad de transmitir cada uno de los problemas de la comunidad, su sentir, y de representar tanto a los electores de la circunscripción, como a los del distrito, el municipio, la provincia y el país. Es una responsabilidad que están depositando en uno y debemos hacerlo lo mejor que podamos”, apuntó.

Máster en Tecnología y Control de Medicamentos, trabajadora del Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (Cidem), tecnóloga y biotecnóloga de primer nivel, e investigadora titular, García concede un alto valor a su experiencia como delegada.

“Soy habanera, nací aquí y he vivido siempre en el mismo lugar en Plaza de la Revolución. Los vecinos que votaron por mí me conocen desde siempre y ha sido muy bueno saber que esas personas confían en mí”, señaló.

Agregó que desempeñar ese papel resultó un desafío, porque tuvo que combinar el trabajo en su centro laboral con el que realiza en la comunidad, donde los electores van y le plantean sus problemas en cualquier hora o lugar.

Muchos te abordan en la cola del pollo o en otros escenarios, y a lo mejor no es un buen momento, pero los escuchas, comentó. “Uno tiene que ser capaz de tramitarles los planteamientos, de buscarles solución, y si la solución no es inmediata, explicarles”.

Autora de 67 resultados y 44 logros científicos relacionados con el desarrollo de nuevos medicamentos, García lleva además 25 años como secretaria de la delegación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en su comunidad, y desde hace ocho años es la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) allí.

A pesar de esas experiencias, para ella ser delegada resultó una escuela que le enseñó a escuchar a las personas y a ponerse en su lugar.

“Soy miembro del secretariado nacional del Sindicato de Trabajadores de la Salud, desde hace ya cuatro años. El trabajo sindical ha contribuido a mi formación, pero ser delegada del Poder Popular me ha servido de mucho. Creo que además me ha hecho más humanista”, manifestó.

Agregó que en la parte profesional ya tiene un camino andado, ha llegado casi a lo máximo, sin embargo, esto le permitió ampliar su perspectiva y no tener solo conocimientos desde el punto de vista científico, sino otros que ayudan a su integralidad como ser humano.

No todo es color de rosas. A Caridad Margarita García, la delegada de la circunscripción 92 del municipio de Plaza de la Revolución, en La Habana, le gustaría que el día tuviera más de 24 horas.

“Es bastante difícil compartir el tiempo entre la FMC, los CDR, el trabajo, el sindicato, la delegada, la familia y quizá la diputada, pero cuando uno se organiza y se planifica, y cuando hace las cosas por amor, cuando uno le pone amor a lo que uno quiere hacer, encuentra el tiempo”.

Precisamente hallar esos instantes para estar con los hijos, ayudar en las tareas de la escuela, atender a su mamá, es quizá lo que más la desvela, y por eso prefiere pasar el trabajo para la madrugada y disfrutar de su hogar siempre que puede.

“Hay compañeros que me dicen, yo quisiera saber cuál es la fórmula para hacer todas las cosas y que todo te salga bien; y yo respondo, planificando. Tengo un grupo de trabajo que me ayuda muchísimo, porque de lo contrario no pudiera, mi familia también me ayuda”, confesó.

Habría que agregar un profundo sentido del deber, que la lleva a estar pendiente de sus electores, muchos de ellos envejecidos y solos; y una pasión enorme por sus investigaciones.

“Es un desafío”, reiteró, pero para ella no hay mejor manera que involucrarse en la solución de los problemas desde dentro, una convicción que igualmente llevará al Parlamento.

(Tomado de Prensa Latina)