Ignacio Agramonte, inspiración en las nuevas generaciones santacruceñas
Santa Cruz del Sur, 11 may.- Sólo 31 años tenía él, uno de los hombres más valientes y preclaros de su tiempo cuando cayó en combate. Su muerte causó gran dolor y conmoción en las huestes mambisas, porque a pesar de su juventud, la trayectoria del Mayor en el momento de su partida física, ya era brillante.
Antes de llegar lleno de bríos a los campos de batalla, el Mayor General del Ejército Libertador Ignacio Agramonte y Loynaz, había sido uno de los fundadores de la Junta Revolucionaria de Camagüey, en Santa María del Puerto del Príncipe, a su retorno luego de obtener primero el título de Licenciado en Derecho Civil y Canónico en 1865 en la Universidad de La Habana y luego el de Doctor en ambas materias en 1867.
Sus cualidades de estratega sobresaliente, organizador de la Caballería Camagüeyana, que enfrentó y venció en incontables ocasiones a los españoles en la región central del país, se debieron a su genio, conocimientos generales, su recia disciplina y organización. Ya en 1871 estaba al mando de las tropas mambisas hasta la jurisdicción de Las Villas.
Era el 11 de mayo de 1873 en los potreros de Jimaguayú, y en medio del combate, una bala enemiga le penetró en la sien derecha y le causó la muerte inmediata. Su cadáver cayó en manos del enemigo, quien lo profanó y terminó por incinerar y hacer desaparecer sus restos, en un intento vano de borrar su ejemplo y de acabar con la moral de combate, y la campaña libertaria.
¨Diamante con Alma de Beso¨, Agramonte, el gran héroe y el joven de su tiempo, supo dar muestras de superación. Igual deber al que asumen los jóvenes de hoy, en homenaje particular de los santacruceños, quienes somos también orgullosamente agramontinos. (foto: Archivo)