De Obama a Biden: política de EE.UU. hacia Cuba
El 1ro de julio de 2015 el General de Ejército Raúl Castro y el entonces presidente de los Estados Unidos de América (EE.UU.), Barack Obama, oficializaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y la nación norteamericana.
Solo unos meses antes, en diciembre de 2014, ambos mandatarios habían sorprendido a la comunidad internacional con el anuncio del interés de dialogar sobre las diferencias y de sosegar mediante la diplomacia la histórica hostilidad promovida desde tierras norteñas.
Para la administración Obama el movimiento supuso el sello distintivo de una gestión marcada por las contradicciones internas y el constante forcejeo con las diferentes instancias del sistema democrático estadounidense. Un pulso, si se quiere, que reconoció la inutilidad de las políticas de hostigamiento y el fracaso del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la Mayor de las Antillas. Pero que, a fin de cuentas, solo se trató de un cambio de táctica para conseguir el mismo objetivo: extender su influencia sobre el territorio nacional.
Con la llegada de Donald Trump al Despacho Oval se regresó a la antigua retórica injerencista. En tan solo un periodo de gobierno el ejecutivo republicano no solo hizo cumplir cada medida coercitiva disponible, sino que impulsó otras. Trump se dedicó a quebrar los lazos de cooperación e intercambio existentes y se propuso rendir al pueblo cubano a golpe de privaciones. Ni siquiera durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19 frenó el acecho.
Ahora Joseph R. Biden parece apostar por la fórmula ensayada en la era Obama con dictámenes que, en teoría, buscan la flexibilización de las restricciones, pero que en la práctica resultan inservibles.
(tomado de Cubahora)