Contribuye el CIGB a la soberanía alimentaria y a la seguridad de la salud en Cuba
La Habana, 27 dic.- Con más de 40 productos dedicados a la salud humana y animal y al cuidado agrícola, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), perteneciente al grupo empresarial BioCubaFarma, en esta capital, trabaja por garantizar la soberanía alimentaria y la seguridad de la salud en Cuba.
Al decir de la Máster en Ciencias Liz Hernández Pérez, especialista de biotecnología agropecuaria en la entidad, más de 400 jóvenes se vinculan allí a esas tareas de alto impacto en el avance económico y científico de la nación.
Destacó que realizan estudios sobre el concepto de una sola salud, el cual considera las grandes oportunidades ligadas a la protección de la salud pública por medio de las políticas de prevención y control de patógenos en las poblaciones animales, dado que estos pueden provocar enfermedades zoonóticas, con afectaciones en la personas.
Según la investigadora el alcance, la escala y el impacto mundial de las zoonosis en estos tiempos no tienen precedentes históricos, con ejemplos como el virus de la influenza (H1N1) y el Síndrome respiratorio agudo grave (Sars).
En su opinión en el incremento de esos padecimientos intervienen también elementos asociados al cambio climático, la migración, la contaminación y al crecimiento acelerado de la población mundial.
Vacunas, productos farmacéuticos, de diagnóstico, asociados a plantas, animales, y biotecnología industrial son desarrollados en el CIGB, que presenta 171 registros de 14 productos en 57 países y exporta a 40 naciones del orbe para la prevención y tratamiento de 26 enfermedades, precisó Hernández Pérez en un reciente taller de ciencia para el desarrollo sostenible, en la capital.
Mencionó como resultado favorable la introducción de la tecnología del maíz hibrido-transgénico, que reporta grandes ahorros económicos al país, pues anteriormente, en un período de cinco años (2014-2018) se destinaban unos mil 45 millones de dólares para su importación.
Con esta innovación se prevé para la primavera del 2021 la siembra de ocho mil 500 hectáreas de ese alimento, con un potencial de producción de 38 mil 250 toneladas, lo cual significa que en el seis por ciento del área sembrada durante el 2019 en el territorio se podría producir más de la mitad del total obtenido durante el referido año.
Entre los productos destinados a la biotecnología animal resaltó las vacunas contra las garrapatas bovinas (Gavac), la enfermedad hemorrágica del conejo (Cunvac), la fiebre porcina clásica (Porvac) y el piojo de mar de salmón (Salvac), las cuales sustituyen químicos dañinos al medio ambiente, con mayores costos y riesgos.
La peste porcina clásica, causada por el virus de igual nombre, resulta altamente contagiosa, y a menudo mortal para los cerdos en todo el mundo.
Hernández Martínez señaló que en noviembre de 2017 en Cuba, tras registrarse Porvac por las autoridades reguladoras, esta se introdujo por primera vez en una región con endemismo del referido virus, la Isla de la Juventud.
En consecuencia, 75 mil cerdos fueron vacunados en un periodo de un año, y se comprobó que desde la introducción de la vacuna, en 2017, hasta el 2019, última fecha revisada en el estudio, no hubo ningún rebrote de la peste porcina clásica en el territorio pinero. (ACN)