A pantalla abierta, despliegue de la TV Digital en Cuba
En los 90s, en casa teníamos un televisor Krim- 218, en cuatro patas, pero andaba. El nuevo siglo trajo el codiciado PANDA a todo color y antes del 2023 tendrá que haber un híbrido. Esta es la historia de nunca acabar.
La televisión digital (TVD) representa el cambio tecnológico más radical en la industria televisiva, después que González Camarena hiciera aparecer el color en la pantalla. No es noticia que la era analógica va llegando a su fin, mientras la digital ya arrancó. La transición total de una tecnología a la otra es impostergable.
No solo para los países ricos y desarrollados, sino también para América Latina, que no escapa a la explosión. Cuba, incluso rodeada de mar por todas partes, tampoco queda aislada.
Desde el año 2013, nuestro país comenzó a prepararse para el temido apagón analógico. El despliegue de la televisión digital terrestre (TDT) comenzó por La Habana, zona de demostración escogida. En el 2014, se extendió al resto de las capitales provinciales.
Al día de hoy, se han comercializados más de 1.2 millones de dispositivos receptores, se estima que un tercio de los hogares cubanos ya tenga acceso a los ocho canales y las nueve emisoras de radio que se trasmiten por esta vía, si tomamos en cuenta la cantidad de viviendas particulares (3 millones 882 424) que registró el Censo de Población y Viviendas de 2012. Aunque son estadísticas bastante relativas, porque ahora hay más casas y más televisores, y una sola familia pudo haber comprado dos o más “cajitas”.
“Con una potencia instalada de 76 trasmisores en todo el territorio nacional, tenemos cobertura para que 7 millones de habitantes, usuarios potenciales, porque para acceder a la TVD hay que contar con la caja decodificadora o el televisor con el dispositivo receptor incorporado”, comenta Amaurys López García, director de Desarrollo Tecnológico del Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones (GEIC).
El costo de la simultaneidad
Todos los avances en este sentido se han hecho sin dejar de trasmitir los cinco canales nacionales por vía analógica. Vivimos un momento de simultaneidad analógico-digital a toda capacidad. ¿Ya no deben caber más canales?, pregunto yo.
“No existe posibilidad física para añadir nuevos, porque un bloque de frecuencia de seis megahercios equivale a una sola señal, un solo canal. O sea, en los centros de Radiocuba tenemos cinco trasmisores (seis en territorio habanero) en modo analógico, más uno trasmitiendo los 8 canales digitales”, explica el ingeniero Amaurys.
Con la digitalización, el espectro radioeléctrico se fracciona y se optimiza. Por cada frecuencia de 6 MHz, en vez de una se transmiten ocho señales y hasta más. Sin embargo, al estar en un proceso de simultaneidad: “Los canales que teníamos disponibles se nos han agotado. Cuando tú sigues poniendo equipos y equipos llega un momento en que el espacio, el clima, la energía y las torres no te permiten poner ni uno más, porque no tienen capacidad para ello. Actualmente hay provincias que reclaman la señal de alta definición (HD) y cuando revisamos la disponibilidad, realmente no les cabe más nada”, asegura Amaurys.
Tres años después de comenzado el proyecto, el país está pagando un costo. Los centros de Radio Cuba no tienen capacidad energética ni de infraestructura, razones técnicas que obstaculizan la continuidad del proceso de despliegue de la TDT. Es inevitable entonces, avanzar progresivamente hacia el apagón analógico, teniendo en cuenta que la premisa es y será siempre que la generalidad de la población no deje de tener acceso a la mayor cantidad de los canales existentes. Este es el mayor reto que enfrentan hoy los actores involucrados en el proceso.
“La decisión no es solo económica, es política y social. Ya la anunciaremos y explicaremos en su momento. Pero no hay que alarmarse. No se hará de manera inmediata, el proyecto está planificado para 10 años”, insiste la Máster en Ciencias, Grisel Reyes León, presidenta del GEIC.