Tesoros aborígenes en la costa norte oriental de Cuba
Se cuentan historias de campesinos que, en un día de fortuna, mientras aran la tierra, se encuentran la botija con monedas de oro. Pero los habitantes de la comunidad de La Pedrera, en el municipio de Puerto Padre, tienen relatos que atestiguan la existencia de otro tesoro debajo de sus fincas.
Donde hoy se asienta esa localidad rural, hace siglos habitaron aborígenes cubanos, entre los de mayor grado de desarrollo de la Isla; y es usual que, durante las faenas agrícolas, alguien tropiece con hallazgos los cuales muestran la presencia de esos antepasados.
La Pedrera es uno de los 50 sitios con yacimientos arqueológicos precolombinos ubicados en el norte de la actual provincia de Las Tunas. Alrededor de dos mil 500 piezas de valor histórico se han encontrado en la zona, la mayoría de ellas donadas a las instituciones especializadas por los propios habitantes del lugar.
“A cada rato aparece algún curioso con el reporte de una pieza arqueológica, o con pistas sobre el posible enterramiento aborigen. En toda esta región es probable encontrar, a ras de tierra, evidencias materiales de esas culturas”, dijo a la AIN Abel Sastre, director del museo municipal de Puerto Padre.
“Las personas contribuyen a proteger esos tesoros, pero la dispersión de los sitios, el estado incipiente de su estudio y afanes de lucro de ciertos ciudadanos, incrementan las vulnerabilidades a la depredación de los hallazgos”, agregó el también integrante del grupo de espeleología local Atabex-Maniabón.
Fundada en 1986, esa agrupación integrada por aficionados, ha contribuido a desentrañar gran parte de los misterios que rodean la cultura precolombina del conocido como el cacicazgo de Maniabón, uno de los más grandes del país, el cual se extendió por las actuales provincias de Holguín, Las Tunas y Camagüey, y fue donde se produjo el contacto entre americanos y europeos.
Ahora, el grupo se dedica a la formación y capacitación de los habitantes de los lugares identificados como sitios arqueológicos, así como también a la promoción de los valores patrimoniales de la localidad.
Como resultado de sucesivas expediciones por la zona, que se remontan a los principios del siglo XX, hoy se conoce cómo los primeros habitantes del lugar construían sus asentamientos en forma circula; llegaron a domesticar animales, practicaban la agricultura rudimentaria y adoraban a varias divinidades las cuales identificaban con fenómenos de la naturaleza.
Sastre explicó cómo en la institución que dirige, existen piezas tales como el pequeño ídolo de apenas nueve milímetros de tamaño con cabeza de ave y cuerpo antropomorfo. Allí también es posible apreciar el hacha petaloide encontrada en 1945, la cual es de las más grandes de su tipo halladas en el país.
“Entre las piezas más interesantes –agregó- aparece un pendiente de oro en la técnica del machacado, el cual luego de varios estudios realizados en Europa con técnicas muy sofisticadas, se demostró que era del preciado metal, nativo de Cuba, y había sido trabajado por aborígenes locales.
Otro hallazgo corresponde a vasijas de barro decoradas con esmero, en las cuales aparecen perros, ganado, caballos y hombres con barba; estas quedaron como huella de lo que fueron los primeros contactos entre europeos y americanos.
Destacan, entre los descubrimientos recientes reportados en la zona, los de Cayo Puerco, cerca de la bahía de Puerto Padre.
“Allí se han encontrado alrededor de 10 sitios de excavación, entre ellos, un cementerio de grandes dimensiones con abundantes piezas; sin embargo, en la provincia no existen los requerimientos necesarios para profundizar en ese tipo de investigaciones”, aseveró Sastre.
Para el investigador, la riqueza arqueológica de Puerto Padre y otros municipios como Jesús Menéndez, Manatí, Majibacoa, Las Tunas y Jobabo, está explorada de forma muy superficial y pudiera tener tanta variedad y valor histórico como la de otros sitios del oriente del país, entre ellos, Banes, considerado como la capital arqueológica de Cuba.(AIN)
