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Terapias antienvejecimiento frenan el deterioro

Terapias antienvejecimiento frenan el deterioroUna serie de factores se aúnan para el éxito de las terapias antienvejecimiento, entre los cuales están la adopción de hábitos higiénicos y dietéticos saludables, que detienen el proceso de oxidación, la causa principal de las transformaciones producidas por la edad, y el ejercicio, que es clave.
 
Según investigaciones realizadas en la Universidad Complutense de Madrid, España, el envejecimiento es un proceso natural que, sin embargo, puede retrasarse.
    
En ese proceder influyen tanto factores genéticos como cambios en el propio organismo, sobre los que sí se puede actuar.
    
El envejecimiento origina transformaciones corporales y una disminución progresiva de las funciones fisiológicas. Aumenta la materia grasa, se reduce la masa muscular y se produce un deterioro general de todas las funciones, tanto cardiovasculares, respiratorias  como renales.
    
Para explicar todo este proceso la teoría más extendida y aceptada es la del estrés oxidativo, según la cual, con la edad el organismo genera, por un lado, más radicales libres que tienen el poder de oxidarnos poco a poco, lo que nos hace envejecer.
 
Por otra parte, el sistema inmunológico produce un menor número de sustancias antioxidantes, lo cual limita nuestra protección frente al envejecimiento.
   
Las investigaciones desarrolladas mostraron que se puede modificar la velocidad del envejecimiento, haciendo parcialmente reversibles algunos rasgos de este deterioro.
   
Así, con determinados tratamientos se comprobó que podemos recuperar parcialmente las funciones, como  regenerar la piel, aumentar la capacidad inmunitaria y disminuir la pérdida de memoria.
    
La terapia antienvejecimiento se basa fundamentalmente, en la adopción de los hábitos de vida saludables que generan la producción de antioxidantes.
    
Es imprescindible la realización de un ejercicio físico suave (andar, nadar, montar en bicicleta, correr) tres veces por semana, la restricción de la ingesta de calorías, el aumento del consumo de frutas y verduras, sobre todo aquellas que contienen vitamina C y E, y la reducción de hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol.
   
Resulta aconsejable comenzar las terapias antienvejecimiento sobre los 50 años, pues no es lo mismo iniciar ese tratamiento a los 80 años de edad.
   
Puede prevenirse un ligero deterioro e, incluso, modificarlo, pero no puede detenerse un proceso agravado por los años. La evidencia indica que cuanto antes se inicie, se obtienen mejores resultados.
   
En los hombres, el envejecimiento ocurre de forma paulatina, mientras que en las mujeres el proceso se acelera sobre los 50 años, coincidiendo con la disminución del nivel de estrógenos.