Vilma Espín: entereza, patriotismo y cubanía

Vilma Espín: entereza, patriotismo y cubaníaInmensa por su sencillez y humanidad. Luchadora incansable, deportista destacada en sus años de estudiante de la especialidad de Ingeniería Química en la Universidad de Oriente. Amante de la buena música y de la justicia.

Con múltiples nombres la conoció la lucha clandestina: Déborah, Alicia, Mónica, Mariela… todas identidades diseñadas para facilitar su trabajo como miembro del Movimiento 26 de julio.

Aquella a la que su compañera de luchas y hoy doctora en Pedagogía, Ligia Trujillo, definiera como la flor más universal de la Revolución cubana, fue uno de sus pilares esenciales, primero luchando desde el llano y luego incorporada a la guerrilla en la Sierra Maestra.

Una vez alcanzado el triunfo del 1ro de enero de 1959, siguió batallando, esta vez para lograr la inserción de las féminas en el espacio público de la nueva sociedad.

Considerado como una revolución dentro de la Revolución, el trabajo que esta Heroína de la República de Cuba desarrolló al frente de la Federación de Mujeres Cubanas logró que el mal llamado sexo débil fuera partícipe insustituible en la construcción del Socialismo en la Isla.

Con todas sus energías también luchó por la protección de los derechos de la infancia.

Una obra tan grande, y aún así logró formar una bella familia. Fue esposa, madre y abuela.

Aquella a la que el poeta Rolando López del Amo definiera, en breves versos, como “…la patria erguida, la madre compañera, el valor y el honor.”, no necesita presentaciones.

Vilma Espín Guillois (7 de abril/1930-18 de junio/2007) es sinónimo -en Cuba y ante el mundo- de entereza, humanidad, heroísmo y cubanía.
Por Olga Pardo San Román/Radio Cadena Agramonte