Día de Reyes

Día de ReyesMientras en Santiago de Cuba se alistan para rescatar como baluarte cultural este 6 de enero, el llamado Día de Reyes, génesis del famoso carnaval santiaguero, cuyo desfile coloreará hoy las calles desde la Plaza de Marte por Enramadas hasta el parque de Céspedes, en muchos otros puntos de la Isla han sido bien distintos los preparativos.

Sucede que de un tiempo a esta parte parece haberse revitalizado la celebración del Día de Reyes, y con antelación es usual encontrar sobre todo a madres haciendo colas y desandando tiendas para, de acuerdo con la holgura de sus billeteras, comprarle juguetes al niño. Ello, con cierto sentimiento a veces hasta de obligatoriedad, aun cuando vaya en detrimento de otras prioridades.

La viceministra Irene Rivera, al frente de la Educación Preescolar por el Ministerio de Educación, para iniciar el diálogo evoca cómo en tiempos pasados el Día de Reyes fue siempre para los que pudieron tener juguetes, mientras que los otros niños no entendían por qué los Reyes eran tan injustos con ellos aunque se portaban bien.

“Yo creo que todo lo que marque diferencias entre los niños no es bueno. Y eso está pasando hoy. Pero pasa -y no podemos obviarlo- que en nuestro medio, al igual que para los juguetes, hay diferencias para otras cosas. Y hay algunas familias que copian modelos de conducta que nada tiene que ver con nosotros, queriendo parecerse más a otros que a ellos mismos, o a su cultura, o a su medio.

“Aunque no tengo ningún estudio al respecto, sí cuento con la visión de diferentes regiones del país y considero que no es algo generalizado porque hay lugares donde el Día de Reyes no tienen ninguna significación para los niños. Sin embargo, hay regiones donde esto se va haciendo sitio. Y la Globalización no es por gusto, el modelo capitalista, y otros modelos, otros enfoques, entran al país también, y hay quienes los copian.

“Creo que no podemos cerrar los ojos a las diferencias por razones obvias, pero tampoco forzar las cosas. No es correcto.

“Claro que comprarles juguetes a los hijos es una decisión personal, y comprarle los juguetes a mi hijo sabiendo que puede estar junto a otros niños que no pueden adquirirlos es una decisión también personal, que pasa por la visión que tiene cada cual.

“Yo pienso en el mío, e igual en los que están al lado del mío. Eso es una mística, una característica que ha tenido el pueblo cubano, que ha sido educado así. Pero hay una minoría que piensa diferente.

“Al niño a lo mejor le regalan el mejor juguete y se aparece en la cuadra con él, mientras otro niño que está junto a él lo mira, pero no lo pueden tener. A mí me parece que de esa manera se les hace daño a los dos. Se le hace daño al que lo mira y no lo tiene, pero el mayor daño es para aquel que, por tener lo que lo que los demás no tienen, va creyéndose superior.

“Digo que el mayor daño se le hace a ese, porque empieza a ver la diferencia entre las personas a partir de los objetos que poseen y no en lo que tienen de otra naturaleza. El niño no se lo explica, pero lo vamos educando en eso.

“Por eso insisto en que desde los juguetes también se hace al niño, en el qué y en el cómo lo tenga. El juguete es importante porque hasta en eso puede deformar en la educación. O sea, yo creo que es malo para el que quisiera tener juguete y no lo tiene, pero peor es para quien lo tiene y se acostumbra a pensar que es distinto a los demás por el juguete, y en esa distinción se va alejando de la mayoría. El daño se le hace al que se cree diferente por tener cosas”.

La Cuba de 2012 no es la misma de inicios de siglo, mucho menos aquella de los años 90, y tampoco la de los 80. Aun cuando la entrevistada es una profunda conocedora del tema y toda una autoridad en cuestiones de infancia, junto a sus opiniones han de coexistir otras muchas y diferentes. Cubasí se abre al debate.

(Tomado de Cubasí)