Bloqueo a Cuba: reto a la paz
Más allá de los cuestionamientos acerca del calificativo a utilizar, el bloqueo comercial, económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba -o embargo como insiste en denominarlo el gobierno norteamericano- representa una agresión directa al derecho de un pueblo a determinar su propio camino.
Este cerco arbitrario se mantiene desde hace medio siglo, a pesar de las 19 condenas casi unánimes en sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Un documento oficial del Departamento de Estado, fechado en abril de 1960, muestra las razones por las cuales fue instaurada la medida, entre ellas para provocar en el pueblo de Cuba “…hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
La inmensa mayoría de los cubanos que viven actualmente en la Isla nacieron bajo el régimen de sanciones impuestas por el ilegal bloqueo, lo cual ha traído como consecuencia graves afectaciones al bienestar material, psíquico y espiritual del pueblo.
Según el Informe que Cuba presentará el próximo día 25 ante Naciones Unidas , la Isla continúa sin poder exportar e importar libremente productos y servicios hacia o desde los Estados Unidos, no le permiten utilizar el dólar norteamericano en transacciones financieras internacionales y tampoco el acceso a créditos en bancos de ese país.
La salud es el sector más dañado, no solo en el terreno de las pérdidas económicas, sino también por el inhumano impedimento de poder comprar medicamentos necesarios para tratar enfermedades graves.
En la esfera social figura la incidencia negativa en el sector alimentario, calculada en millones de dólares, ocasionados por la necesidad de comprar productos en mercados lejanos, lo cual trae aparejado el incremento de seguros y fletes.
Se unen a esa lista la imposibilidad de comercializar azúcar, ron, tabaco, y níquel -productos cubanos tradicionales de exportación- y la prohibición de exportar servicios, debido a las restricciones impuestas por el bloqueo, entre ellas, las relacionadas con las comunicaciones, la transportación aérea y marítima, junto a los viajes de ciudadanos estadounidenses.
Dado su carácter ilegal y genocida, el bloqueo encuentra fuerte resistencia en numerosos países de todo el mundo y es rechazado de manera unánime por las naciones de Latinoamérica y el Caribe.
Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en su discurso del 26 de octubre de 2010 durante una sesión de la ONU, aseguró que es amplio y creciente el consenso en la sociedad estadounidense y la emigración cubana contra el bloqueo y a favor del cambio en la política hacia la Isla.
El canciller insistió en la necesidad de construir otro orden mundial, fundar la ética colectiva basada en la solidaridad y hallarle soluciones pacíficas a los conflictos mediante el diálogo, premisas determinantes para salvar la paz, el planeta y el futuro de las nuevas generaciones. (Por Yeneily García García/ Servicio Especial de la AIN)