Asalto de amor armado…de lápices y cuadernos
Apenas restan unos cuatro días para que las calles de toda Cuba sean asaltadas, como cada inicio de septiembre, por quienes tienen la enorme dicha de aprender a leer y a escribir, hasta llegar a ser técnicos o profesionales, sin costo monetario alguno, gracias a los nobles y no tan fáciles empeños de una Revolución que garantiza educación a todos sus ciudadanos.
Así, el noveno mes del calendario trae para muchos noveles experiencias en materia escolar. Están quienes por vez primera visten el uniforme blanco y rojo, ansiosos desde ya por lucir la pañoleta azul; en tanto a otros los invade el temor de principiantes en el camino hacia su profesionalización.
Y aunque para nadie es secreto que el país atraviesa un proceso de actualización económica, que implica reducción de gastos y presupuestos, y una mejor utilización y aprovechamiento de la fuerza de trabajo y las capacidades existentes -tal como aparece reflejado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución-; el Estado cubano continuará preservando y perfeccionando sus conquistas, entre ellas, el acceso a la educación.
El curso 2011-2012 constituye en sí un reto. Serán diez meses clave para afianzar la calidad y el rigor del proceso docente-educativo; disminuir la cifra de estudiantes internos, que demandan gastos por concepto de transporte, alimentación y base material de vida; formar profesionales en correspondencia con la necesidad de fuerza de trabajo de cada territorio; y cumplir con otras muchas demandas inmediatas que requiere el sistema educacional.
No obstante, los recursos destinados cada año al sector –según reconoció recientemente la titular del Ministerio de Educación, Ena Elsa Velázquez- son estables; y no se escatima la inversión del presupuesto siempre que se haga de forma racional e implique elevar la calidad de la docencia.
Cuando el próximo día 5, tras dos meses de receso, los centros escolares de toda la nación abran sus puertas, remozados y engalanados, Cuba dará otra lección al mundo, y hará valer esa excelente frase del abogado y político colombiano Diego Luis Córdoba que asevera “por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”.