El verano en un libro sobre ruedas

El verano en un libro sobre ruedas¡A qué lugares y cuánto más rápido pueden viajar el conocimiento y la imaginación cuando van en libros sobre ruedas, en busca del lector! De ese modo andan, por comunidades de Granma y en bien de la distracción sana en pleno verano, unos 2 000 autores de la literatura —desde clásicos universales hasta escritores locales—; mientras en cada destino, niños y adultos esperan ansiosos la experiencia singular y magnífica del llamado bibliobús.

En cualquier localidad, la llegada del pintoresco camión ya es un primer motivo de atención: "Me encanta la guagua de los libros, es muy bonita, y adentro tiene muchos cuentos y láminas de colores", dijo sin parar de moverse un pequeñín del poblado de Babiney, en el municipio de Cauto Cristo, donde Granma encontró la biblioteca andante.

Los que ya saben de su variada carga de papel, repiten el abordaje: "En el primer viaje me prestaron un libro, y ahora quisiera pedir otro", afirmó una adolescente.

A cargo de la Biblioteca Provincial 1868, de la ciudad de Bayamo, el bibliobús es una vivencia singular que da vida a la lectura todo el año y en cualquier lugar de Granma. Es un pequeño equipo formado por la promotora de Actividad Cultural Marelis González, la especialista Lucía Cabrera y el chofer Arisbel González, convertido casi en un bibliotecario que sugiere el mejor libro según la edad.

Este es el segundo verano, y en poco más de un mes ya ha prodigado satisfacción a lectores de Mabay, Buey Arriba, Troya, Pompita, Guamo y otros poblados y comunidades rurales de la provincia.

Marelis explicó que desde el inicio del proyecto en el 2009, ha generado impacto en cada lugar que llega, y el solo hecho de ser una guagua colorida y diferente, ya causa atracción hasta en quienes todavía no leen o no son ávidos lectores.

Pero José Luis Falcón, de nueve años, sí sabe leer y esperaba que volviera el camión: "Llegó en un buen momento, porque me hacía falta un libro nuevo, y aunque en Babiney jugamos mucho, en la casa siempre hay tiempo libre para leer".

También Alexei Solano, un holguinero de 12 años, de vacaciones en el poblado, dijo que no pidió ninguno por no haber terminado La Edad de Oro, pero le gustó conocer nuevos libros y participar en las actividades.

El encuentro trasciende la lectura pasiva: hacen juegos de lectura y lenguaje, adivinanzas, concursos, narraciones comentadas, y amenizan con danzas y canciones de aficionados locales.

La iniciativa incorpora a todo el mundo: cada niño arrastra a familiares, los pequeños participan en los juegos, los adultos ríen y aplauden, después juntos suben al bus, escogen y bajo un árbol se sientan a leer.

Atrapados por el texto, algunos deciden llevarse el título a casa, "porque también hacemos préstamos, que retornan a la guagua mediante los especialistas municipales o las casas-bibliotecas creadas en las comunidades", señaló Marelis.

"De todos modos, casi siempre nos acompaña alguien de alguna librería, que vende títulos a la población", precisó.

"Otra idea —agregó— es que en cada viaje venga un escritor de la provincia, a fin de promocionar su obra personalmente, como ahora lo hizo Jorge Ramírez, Premio Provincial de Cultura Comunitaria."

Ciertamente, el singular bibliobús demuestra en Granma que el verano también puede ofrecer esparcimiento en las páginas de un libro, y que la lectura brinda tanto goce como el parque o una playa.

Quizás tras la jornada de pura literatura, descubierta por unos y repetida por otros, la familia vaya a refrescar la tarde al río del monte; pero el comentario seguirá siendo la guagüita coloreada con su carga de libros, y el deseo de un pronto regreso al pueblecito.(Granma)