A la flor que siempre estará entre nosotros

A la flor que siempre estará entre nosotrosUna cubana llamada Celia Sánchez Manduley desapareció físicamente el 11 de enero de 1980. Hace 30 años no está entre nosotros, pero su ejemplo incomparable es difícil de olvidar.

De procedencia oriental, esa esbelta mujer de rostro alegre estuvo ligada estrechamente  a nuestro máximo líder Fidel, el que siempre confió ilimitadamente en ella, por la lealtad a la Patria y el amor a lo suyo.

Decir Celia es decir sensibilidad y saberla entre los pobladores que comparten el júbilo de cualquier triunfo de nuestro país en nuestros días.

A ella le conoció la Sierra Maestra, pues por sus faldas caminó portando la estatua de José Martí, que aún permanece en la cima del Pico Turquino. También el yate Granma, para cuyo arribo preparó condiciones como una mujer enérgica, luchadora, dulce y solidaria, entregada por entero a su causa.

Cada paso en las montañas sabe de su consagración no solo como combatiente, sino también como madre de cada uno de los guerrilleros que sintieron su mano cerca.

Celia dejó una huella en cada cubano que la conoció y tuvo la dicha de compartir con ella, pues supo ser amiga y compañera de todo aquel que la aclamaba.

Tres décadas han pasado desde que dejó a su pueblo y aún sigue entre nosotros como la más olorosa   flor que continúa  dando su aroma a las generaciones futuras.(Daine Torres Corzo/Radio Santa Cruz)