¡Es la hora del recuento, y de la marcha unida!
Para los santacruceños que nacimos y crecimos después de 1959, el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por los Estados Unidos contra Cuba, ha sido el responsable de las carencias sufridas en cada etapa de la existencia, desde la niñez, adolescencia y hasta la adultez.
Y aún mucho antes de nacer. Nuestros padres, muy en especial las madres, sufrieron y sufren los embates de esa agresión, con el déficit de un sinnúmero de productos vitales y necesarios para la crianza de los hijos, desde los alimentos, hasta el vestuario y algunas medicinas.
Los sureños, como parte del pueblo cubano, levantamos nuestras voces para pedir que cese el injusto bloqueo que ya dura cinco décadas, provocando pérdidas millonarias a la economía y obstaculizando el desarrollo científico-técnico en todas las esferas del acontecer nacional cubano.
Año tras año hemos visto con alegría como se suman más países a la condena de tan cruel política, mantenida por 8 presidentes norteamericanos, azuzados por la mafia cubano americana y la extrema derecha yanqui.
Aplaudimos con vehemencia, junto a todos los diplomáticos que de esa forma reafirmaron el apoyo a la causa cubana en contra del genocidio que provoca el bloqueo, que pretende rendir por hambre, enfermedades y desesperación a los habitantes de una pequeña Isla que dijo No a la política de rapiña imperial.
En la sesión de este miércoles 28 de octubre en las Naciones Unidas, Cuba reiteró una vez más la necesidad de eliminar el bloqueo, y con él la discriminación con el estado cubano, cuyo único delito ha sido hacer una Revolución en las narices del imperio y escoger su propio destino, su propia doctrina, y emanciparse del yugo y la injusticia que provoca el colonialismo y la sociedad capitalista.
Los santacruceños como dignos herederos del Comandante Aniceto Recio Pedroso, mambí y Patriota Insigne de esta región austral del legendario Camagüey, nos sumamos a este reclamo bajo el pensamiento más preclaro de nuestro Apóstol José Martí en este momento de amaneceres: “¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.
(Por: Hugo Betancourt Mayoral/ Radio Santa Cruz)