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Almeida por siempre en brazos de la Patria agradecida

Almeida por siempre en brazos de la Patria agradecidaCuba vive momentos de dolor desde que conoció el deceso de una de las figuras históricas y más carismáticas de la Revolución, el Comandante Juan Almeida. Y el dolor se agiganta cuando se pierde a alguien querido.

Desde cualquier rincón de la isla, las expresiones de consternación se manifiestan en solidaridad con los familiares y amigos del revolucionario, sencillo hombre de pueblo, artista, músico, compositor y escritor, que será por siempre Juan Almeida.

Para aquel jovencito menudo que fue albañil, parqueador  y limpiabotas, los latigazos del hambre, del racismo y la explotación no fueron razones suficientes para tronchar su alegría, sus ansias de vivir, de ver más allá del horizonte y vislumbrar el camino correcto.

Con los jóvenes de la gloriosa Generación del Centenario tomó el sendero que recorrieron juntos, para continuar el legado de Céspedes, de Agramonte, de Maceo y de Martí,  y junto a Fidel declaró la guerra al oprobioso régimen de turno, sin importar la muerte, porque sabía, martiano de pura cepa, que …“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.”

Así se elevó a las alturas de los héroes, primero en el Moncada, después en el Granma, la Sierra Maestra, el Tercer Frente, y luego en la construcción de la sociedad socialista. Sin más armas que la dignidad de hombre y revolucionario, forjada en los duros días de la guerrilla, en las misiones diplomáticas, en las tareas asignadas por la dirección del país.

Hoy los cubanos despedimos al revolucionario, al escritor, al músico, al artista,  al hermano mayor que nos ha guiado, al igual que otros, en la defensa de nuestros derechos y principios, pero siempre mirando hacia adelante, con la esperanza puesta en el futuro, para alcanzar una sociedad mejor.

Y para decir adiós al Comandante Juan Almeida, nada más apropiado que recordar los versos del Apóstol que exaltan una vida íntegra, un paradigma, una vocación, un ideal: “Cuando se muere en brazos de la patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, empieza al fin, con el morir, la vida”.
(Por: Hugo Betancourt Mayoral / Radio Santa Cruz)