Seguro que es para bien
A los que nos ha tocado, durante muchos años, describir la ubicación geográfica del municipio Santa Cruz del Sur, estábamos convencidos de que limitaba al Norte con Najasa, al Sur con el Mar Caribe, al Este con Amancio Rodríguez, perteneciente a Las Tunas, y al Oeste con Vertientes. Después de Paloma ya no sabemos…
La solidaridad, que se desató tras el meteoro, ha tenido mayor fuerza que éste, tanta, que amplió aquellos linderos, y por los cuatro puntos cardinales estamos cerca lo mismo de Cienfuegos que de Villa Clara, de Ciego de Ávila, Pinar del Río, Matanzas o La Habana. Es tal y tan rápida la avalancha de ayuda, que las distancias se acortan como por arte de magia y la imagen urbana y rural cambia notablemente día a día.
La milenaria sabiduría china ha legado a la humanidad una anécdota, que no responde al misterio del porqué ocurren ciertos eventos, pero deja toda una filosofía para enfrentar los mismos.
Cuentan, que un campesino chino, anciano y pobre, tenía dos grandes bienes, su hijo y un caballo. Ambos lo ayudaban en el trabajo del pedazo de tierra que cultivaban para sobrevivir.
El muchacho, un poco torpe, un día dejó escapar el caballo, el cual huyó hacia las montañas. Toda la aldea comenzó a criticarlo, pues había perdido la valiosa ayuda del equino. Mas su padre sólo decía “A lo mejor es para bien”.
Una noche, sintieron un ruido ensordecedor, era el caballo del campesino que había regresado y traído consigo toda una manada de caballos salvajes. Los encerraron en un corral y el joven se dispuso a domarlos, mientras los aldeanos comentaban la buena suerte de sus paisanos.
La enseñanza es bien clara, de todo lo que de momento nos parece malo, se puede sacar siempre un bien.
Esta redactora, optimista por naturaleza, prefiere pensar que Paloma no dejó sólo desgracias. Posibilitó toda una oleada de calor humano, de apoyo incondicional de toda la Isla y del mundo.
A nuestro sitio digital llegan constantemente mensajes solidarios de santacruceños ausentes, de personas que han estado alguna vez en nuestro terruño y lo recuerdan con cariño. A la vez transmiten apoyo, confianza y certeza de que nuestro pueblo vencerá estas dificultades como ha triunfado en tantas otras.
Todavía están, como hijos de cualquier vecino, los integrantes de la brigada Martha Machado, de día trabajando en la recuperación, de noche brindando sana alegría a los pobladores, que tienen ya otra historia que contar, bien diferente a la del huracán de 1932.
Los linieros de la Unión Eléctrica Nacional, los técnicos de ETECSA, los arquitectos que han venido a proyectar sobre el terreno las facilidades temporales y tantos otros trabajadores de entidades y organismos estatales, del municipio, provincia y de toda la nación se empeñan en restablecer los daños del gavilán que se disfrazó de Paloma.
Santa Cruz del Sur agradece y se honra con la presencia de los que han dejado sus comodidades para compartir nuestra suerte. Tanto derroche de bondad seguro que es para bien. (Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz).