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Ley de ajuste: nada de humanidad

Ley de ajuste: nada de humanidadPor lo general, los intereses reaccionarios suelen poseer arsenales amplios y con tintes bien diferenciados entre los instrumentos que utilizan para  lograr sus intereses. Así, mientras a Cuba se le bloquea económicamente por más de medio siglo, y en su contra se han urdido invasiones militares, amenazas y ataques terroristas, por otro se trata de “endulzar la píldora” mediante artilugios destinados a hacer creer que para Washington nuestros compatriotas son gente especial y merecedora de todas las consideraciones.

En ese último sentido, la vigencia de la titulada Ley de Ajuste Cubano, que brinda refugio inmediato a aquellos ciudadanos de la Isla que se arriesguen a cruzar el  Estrecho de la Florida y pongan sus pies en las costas gringas, se inscribe entre los “caramelos” de factura oficial Made in USA en sus ardides desestabilizadores en relación con la mayor de las Antillas.

Tal prerrogativa, que los Estados Unidos no concede a ningún otro emigrante que toque sus predios, no es gratuito ni tiene el más mínimo viso de humanidad ni de altruismo.     

Mucho menos, responde al honesto empeño de saldar la cuenta con las naciones empobrecidas del orbe, depauperadas precisamente por siglos de explotación, invasiones e injerencismo imperialista.

De no ser así, entonces por qué no se procede de igual forma con las decenas de miles de mexicanos, centroamericanos, o caribeños -por solo citar nuestra área geográfica inmediata- que intentan ingresar en territorio norteamericano para paliar sus urgencias económicas y sociales.

No puede ser de esa forma, porque  Cuba es un caso especial.

Se ha denunciado más de una vez por la Isla, y hace pocos días se repitió esa demanda en los escenarios internacionales, que la Ley de Ajuste es ante todo el instrumento encaminado a desacreditar a nuestro país.

Motivo: los repetidos show mediáticos referidos al “éxodo desesperado” de personas desde la mayor de las Antillas, a las que Estados Unidos acoge con toda consideración gracias a sus valores pretendidamente humanitarios.

Sin embargo, no pocas veces se ha dicho y demostrado de forma pública que en materia migratoria las autoridades de la Casa Blanca han incumplido reiteradamente las cuotas de emigrantes cubanos por las vías legales establecidas bilateralmente, u obstaculizan esos trámites al máximo.

De manera que, impulsada por la zozobra y la duda, alguna gente con la esperanza de tocar suelo gringo y acogerse a las disposiciones de marras, opta por lanzarse al mar en una travesía que ha costado una cifra indeterminada de vidas.

De ahí, la demanda permanente de La Habana porque cese esa decisión oficial estadounidense que se ha ganado, con toda razón, el epíteto de “ley asesina”. (Por Néstor Núñez, AIN)