Rusia: En un rincón del alma

Rusia: En un rincón del almaLas costumbres, idiosincrasia y acervo cultural de Rusia trajeron aires de nostalgia por estos días a la capital cubana, que, aunque muy lejos geográficamente del hermano país, no olvida la genuina esencia del alma rusa, su bondad, alegría y heroicidades.    
 
Textos, films y representaciones de otras artes caracterizan la presencia de Rusia como invitada de honor de la XIX Feria Internacional del Libro de La Habana, que finalizó este domingo en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña para proseguir su periplo por el resto de Cuba.
 
En el extenso recinto, a disposición del público figuran Crimen y castigo, de Fiodor Dostoievski; La cerilla sueca y otros cuentos, de Antón Chejov; La gaviota y El jardín de los cerezos, de Antón Chejov, y El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov.
  
El cine entre el infierno y el paraíso, de Alexander Mitta, y Eisenstein, de Victor Shklovski, son algunos títulos sobre el séptimo arte en el vasto país. Del talento mágico de Sergei Mijailovich Eisenstein los cinéfilos evocan películas como El acorazado Potemkin, Iván el terrible y Alexandre Nevski.
  
La cita literaria cubana ha entregado, además, una jornada cinematográfica, que ha permitido volver a disfrutar de cintas basadas en clásicos rusos, entre estos La guerra y la paz, La dama del perrito, El Don apacible, El vuelo y Nido de hidalgos.
  
La oferta, que incluye obras contemporáneas como Alexandra, Destierro, 72 metros y Cosas Simples, satisface diversos gustos y edades, y películas como El destino de un hombre, Cuando vuelan las cigüeñas y Moscú no cree en lágrimas hacen latir más de prisa el corazón. En estos días en La Habana ha estado presente lo que se identifica con el alma rusa.        
  
Sobre esta opinó en 1937 el poeta español Antonio Machado que nunca olvidaría unas palabras de Dostoievski, leídas por aquellos días, pero que coinciden con la idea que hace ya muchos años el autor de A Orillas del Duero se había formado del alma rusa: De ahí que este último dijera: .
 
«Se ha creado entre nosotros, en el curso de los siglos, un tipo superior de civilización desconocido en otras partes, que no se encuentra en todo el universo: el hombre que sufre por el mundo». 
  
El escritor francés Octave Mirbeau, expresó: Puskin fue el primero que, en algunos poemas, cantó el alma de su país. Con Relatos de un cazador, Turgueniev dio a tal impresión poética una más grande precisión realista… Pero, con Tolstoi, Rusia entera se ofreció a la faz del mundo.  He tratado de buscar en las demás literaturas una figura que pueda compararse con la de Tolstoi y una obra semejantemente humana. No la he encontrado, ni en el pasado, ni en el presente.
 
Napoleón mismo dijo que el “alma rusa” era imposible de vencer, porque era un más allá del soldado común. Tenía otra alma que lo guiaba y por eso era invencible.
 
De igual forma opinaron los soldados y generales alemanes en Stalingrado, y un general inglés también se refirió al alma rusa como una aureola que parecía acompañar a los soldados de ese inmenso país frente a cualquier enemigo.
  
De ese heroísmo, nobleza de espíritu y acervo cultural dan fe los textos a la venta en esta edición de la magna cita de las letras, que se extenderá hasta marzo venidero por toda la Isla y que finalizará en la ciudad de Santiago de Cuba. (Teresita Jorge Carpio/ AIN)