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Cuba: saneamiento ambiental a largo plazo

El programa para la erradicación en Cuba de las fuentes contaminantes por vertimientos líquidos y su saneamiento 2014-2020 estipula la eliminación de una cifra cercana a los 400 focos, que contribuyen a enrarecer el medio ambiente.

Aunque la nación no es de las que intoxican la atmósfera con sus emanaciones, este plan a largo plazo renueva la voluntad política de preservar sus ecosistemas, con un monto financiero de aproximadamente 300 millones de pesos.
   
Las proyecciones en este sentido parten de dificultades actuales en el proceso inversionista, que incluyen la reducción de las inversiones necesarias por falta de comprensión de que aún no son siempre directamente recuperables.
   
Pero también evitan costos futuros, que en la mayoría de los casos asume el Estado con carácter emergente y en cuantías mayores que las que hubiera requerido una actuación preventiva, sobre todo en materia de salud.
   
Un experto en la materia, el doctor Jorge Mario García, secretario del Consejo Nacional de Cuencas Hidrográficas, considera igualmente que existen insuficiencias en el proceso de planificación de las inversiones para la protección del medio ambiente.
   
En su contenido, el programa está dirigido a solucionar las fuentes contaminantes principales de origen doméstico e industrial, con impacto en el agua de abasto a la población.
   
Involucra a todas las instituciones que generen residuales líquidos que afecten la salud del hombre, en particular en las cuencas y asentamientos donde radican las mayores dificultades.
    
El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente   (Citma), en coordinación con el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos,  desarrolló la actualización de los focos contaminantes que afectan fuentes de abasto de agua y otras que comprometen el estado epidemiológico y la salud de la población.
   
Por ese camino, identificaron hasta el momento cerca de 400 fuentes que requieren tratamiento prioritario, aunque el proceso de contabilización continuará hasta contemplar de manera gradual la totalidad de las áreas.
   
Sin embargo, es esencial el rigor en el proceso inversionista y en la aprobación de nuevas actividades, a fin de evitar el surgimiento de otras zonas.
   
No obstante, las entidades contaminantes tienen el deber de continuar la atención sistemática de otras no incluidas en el Plan, en particular las derivadas del manejo de residuos sólidos y las que pudieran dañar la atmósfera, los suelos y otros cuerpos de aguas terrestres y marinas.
   
Al margen de las previsiones, el Citma perfecciona el actual inventario nacional de fuentes que contaminan las aguas terrestres y marinas, en especial a los municipios y asentamientos que requieren un control priorizado, a partir de su relación con el sistema de abasto de agua y la situación epidemiológica.(AIN)