Gran acogida a literatura salvadoreña en feria cubana del libro

Gran acogida a literatura salvadoreña en feria cubana del libro La Habana, 19 feb. – El Salvador debutó en la feria cubana del libro con 500 ejemplares y 70 títulos que atrajeron desde el primer día a un público ávido de conectarse con lo nuevo llegado de países emparentados por una raíz común: Latinoamérica.

Instalado en el Parque Morro Cabaña -sede principal de esta fiesta del espíritu y el intelecto- el stand salvadoreño nunca está vacío. Los cubanos lo recibieron con el agasajo que merece un visitante que entra por la puerta ancha de la isla, con el aroma fragante de la poesía de Roque Dalton y su leyenda de lucha y entrega por el destino de su patria.

El catálogo, bajo el sello de la Dirección de Publicaciones e Impresos (DIP) de la Secretaría de Cultura de la presidencia, es variado y junta a los autores clásicos de vigencia permanente como Dalton con su poesía en tres tomos, la narrativa también en tres tomos de Salarrué (Salvador Salazar Arrué), y la obra de los noveles. Estos últimos agrupados en la Colección Nuevapalabra con volúmenes como Mnemosina, de Roxana Méndez; Menguantes y otras criaturas, de Ana Escoto, y Último viernes, de Elena Salamanca, exponentes de la energía creativa con que las mujeres se abren paso en la literatura, desde las últimas décadas del siglo pasado, para reflejar la visión y percepción de sí mismas y del mundo que las rodea.

Luis Manuel Martínez, un universitario siempre a la caza de las novedades, manifestó su entusiasmo por la posibilidad de adquirir los títulos salvadoreños en moneda nacional y precios asequibles. Es fantástico, asegura, tras precisar que también le interesan las revistas culturales que engrosan el stand y sus múltiples propuestas.

A su juicio, este es uno de los valores más apreciables de la feria cubana, su capacidad de aproximarnos unos a otros, de borrar lejanías.

Ese es uno de nuestros objetivos, declaró a Prensa Latina la representante del stand, Ligia Romero, quien se mostró entusiasmada con la acogida del público. No lo esperábamos, dijo, es la primera vez que viajamos a Cuba, un país que no conocíamos.

La conexión con nuestra cultura ha sido inmediata, estimulante, inolvidable, una experiencia de la cual hablaremos a nuestro regreso a El Salvador. Vinimos con la idea de entrar en contacto con los lectores cubanos, y que se conociera aquí un poquito más de nosotros, abundó

El resultado ha sido gratificante, según un breve sondeo de Prensa Latina. En el stand salvadoreño se puede percibir la respiración de una cultura también centroamericana, por extensión, asentada en fuertes pilares y con una tradición estimable. Fundado en 1953 por el poeta Ricardo Triguenes de León, el sello editorial DPI, que cumplió en 2003 medio siglo de vida, tiene un sólido anclaje con la literatura en su dimensión más vasta, una suma en la que se entrecruzan la ciencia la investigación histórica, musical y arqueológica.

Lejos de descansar muellemente en sus laureles, DPI está permeado por un afán renovador expresado en la aparición de nuevas colecciones.(PL)