Raúl y Díaz-Canel, acompañados por miembros del Buró Político y autoridades del PCC y el Gobierno, se trasladaron hasta el Museo 26 de Julio para rendir honores al teniente Pedro Manuel Sarría Tartabull, militar del ejército batistiano que con su actuación salvó a Fidel.

Fidel vivió por este honorable señor, dijo el General de Ejército a los participantes, luego de soltar la cinta de la ofrenda floral que, en nombre del pueblo de Cuba, fue colocada ante el busto, el mismo que fuera develado diez años atrás.

Por su parte el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menédez dio las gracias al hombre que expresó: Las ideas no se matan, justo cuando los esbirros intentaron dispararle al Comandante en Jefe.

¡Cuánto agradecimiento para quien supo elegir entre la vida y la muerte del líder de la Revolución!

 

La comitiva llegó hasta el cementerio patrimonial Santa Ifigenia para asistir al cambio de guardia de honor de los padres fundadores de la nación.

Luego de la ceremonia, el primer tributo fue para el Héroe Nacional, José Martí, autor intelectual del Moncada. Allí, ante sus restos, cubiertos por una bandera y dispuestos de cara al sol, Raúl, Díaz- Canel y los demás asistentes depositaron flores al Apóstol.

A pocos pasos del mausoleo,  continuó el homenaje a Fidel, al hombre que defendió hasta las últimas consecuencias que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.

Hasta Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, Padre y Madre de la Patria, caminaron después Raúl y el jefe de Estado, conscientes de la grandeza que se ha dado cita allí: el iniciador y la mujer que lanzó a sus hijos a la manigua, convirtiéndolos en hacedores de la libertad.

Visitaron además la bóveda familiar donde reposan, junto a sus padres, Frank País y su hermano Josué; y la tumba de Armando Hart Dávalos, cuya lealtad fue su principal divisa. (Tomado de Radio Reloj)