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Recuerda anciano santacruceño sufrida vida en colonia cañera de Sagasta

Santa Cruz del Sur, 26 Dic.- Al santacruceño Fernando Barreiro Rivera las arrugas causadas por el indetenible paso del tiempo le han dejado huellas imborrables en el rostro y permanentes recuerdos de sufrida vida en la colonia cañera de Sagasta, perteneciente al otrora ingenio Macareño.

“Allí la mayoría de los que tenían fincas eran pobres. El resto de las tierras de propiedad privada estaban sembradas de caña. La zafra sólo duraba tres meses. Luego se incrementan las calamidades con el llamado tiempo muerto, comentó.

A las personas humildes le fiaban alimentos y otros productos en la tienda de víveres del intrincado sitio. Cuando ganaban algo de dinero en la limpia de desorillas y guardarrayas de los cañaverales al final de año, pagaban a duras penas lo que debían.

“Trabajé en una panadería por un peso diario. Repartía pan en tres caballos hasta La Cupertina, poblado bastante alejado de Sagasta. Al regreso tenía la obligación de bañar los animales, alimentarlos e incorporarme nuevamente al trabajo. Tenía 14 años. Pude ir pocas veces a la escuela. El analfabetismo era otra de las epidemias propias de la explotación capitalista”, refirió Fernando.

El hambre, el parasitismo y otras enfermedades incrementaban las desgracias en los destartalados  bohíos  de cada familia.

“Había gente que iban a los conucos a sacar el boniato chiquito que dejaban los dueños. Lo hervían con guarapo de caña para podérselo comer. Contar todo esto me da tristeza”, manifestó el testimoniante.

El triunfo del 1ro de enero de 1959 trajo un favorable cambio para los humildes de esta Isla.

“En Sagasta se construyó un círculo social, una nueva escuela y se creó una cooperativa de agricultores para diversificar los cultivos. Comenzamos a tener una vida digna gracias a Fidel. A la Revolución Cubana hay que defenderla hasta con los dientes si es preciso”, señaló convencido Fernando Barreiro Rivera.