Cuba levanta diariamente una obra de justicia social

La Habana, 27 jul.- El bloqueo de Estados Unidos limita el desarrollo de los derechos humanos del pueblo de Cuba, sin embargo, este país levanta diariamente una obra de justicia social, reconocida en el mundo. Durante más de 60 años, dicha política genocida alienta las muestras de solidaridad y humanismo hacia los cubanos, y como dijo el presidente Miguel Díaz-Canel en sus palabras por el Día de la Rebeldía Nacional, «el bloqueo constituye hoy la mejor prueba de que sí funciona el socialismo».

   En la plaza de la sureña provincia de Cienfuegos, sede del acto central por el aniversario 69 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, convocó a hacer un país mejor desde las colectividades que unen a cada revolucionario.  Sus palabras, cargadas de gratitud y respeto hacia los jóvenes del 26 de julio de 1953, tuvieron también un mensaje para las actuales generaciones, quienes tienen el encargo de que «si ellos pudieron, nosotros podremos».

Exhortó a la juventud cubana, además, a asaltar las fortalezas de la ineficiencia económica, la burocracia, la insensibilidad, el odio para construir la prosperidad posible que merece la nación.  El pasado no puede ser el presente, sentenció Díaz-Canel ante los más de 10 mil cienfuegueros que representaron la víspera a la provincia por la fecha patria. Y volvió a resaltar la labor de la juventud en la conservación del legado histórico, las fechas, los símbolos, los lugares, los hombres y mujeres que en su momento forjaron el país.

Uno de los textos imprescindibles es «La historia me absorverá», alegato de autodefensa del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, el documento que lo llevó de acusado a acusador, el testimonio de los hechos simultáneos ocurridos a las 5 y 15 de la mañana en la ciudad de Bayamo y en la oriental provincia de Santiago de Cuba.

Es el juicio en el que expuso a los magistrados las patrañas del dictador Fulgencio Batista y las acciones de incomunicación hacia él en la prisión de Isla de Pinos. Es también el horror contra el patriota Abel Santamaría, la valentía de su hermana Haydee y Melva Hernández, ambas heroínas de aquella gesta. Es, además, el relato de la participación de los jóvenes desinteresados y dispuestos a participar en aquellas acciones por el hecho de eliminar injusticias, calamidades y atrasos perpetrados por el gobierno batistiano.

Sesenta y seis días después de los hechos del Moncada, Fidel expresó en el tribunal: «En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, La historia me absolverá». El 26 de julio enseñó a convertir los reveses en victorias, y esa fecha demostró que los muertos heroicos no cayeron en vano sino que señalaron el deber de seguir adelante.

Los intentos de dominación de los sucesivos gobiernos estadounidenses contra Cuba son actos cotidianos que se materializan en la política unilateral de bloqueo. Esa lucha continuará, ha reiterado en varias ocasiones el mandatario cubano, y ante tal pesadilla de más más sesenta años, aseguró «hacer un país mejor nosotros mismos», inspirados en la juventud que buscó la paz, la tranquilidad y la victoria en el Centenario del Apóstol, José Martí.

(tomado de Prensa Latina)