[:es]Obrero santacruceño ayudó a eliminar el Apartheid en Angola[:]
[:es]A exterminar la causa verdadera del mal: el apartheid, sistema inescrupuloso que había convertido a la República Popular de Angola (RPA) en un infierno de explotación, fueron los soldados internacionalistas cubanos.
El gobierno del hermano pueblo de África solicitaba la ayuda solidaria a Cuba. Antonio Agostinho Neto y el Comandante en Jefe Fidel Castro unieron a los hijos de sus tierras en iguales trincheras. Eliminar a fuego de balas a las mercenarias fuerzas sudafricanas resultó objetivo logrado hace 41 años.
Gilberto Azcuy del Risco luego de concluir el Servicio Militar (SM) vuelve a su terruño y comienza la vida laboral en el Centro Caribe, entidad acopiadora y distribuidora de productos lácteos. Allí se mantiene como operador de calderas hace más de tres décadas.
En una de las jornadas del mes de mayo de 1983, es citado por la jefatura del Estado Mayor municipal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) “Varios compañeros oficiales procedentes de Camagüey, me preguntaron si estaba dispuesto a cumplir misión. Todos los jóvenes convocados en esa oportunidad exteriorizamos el sí rotundo”.
Días después el santacruceño vistiendo traje camuflado se encontraba en Huambo, en el mismo centro sur angolano. “Fui el liniero telefonista del Regimiento independiente de helicópteros, creado para la lucha contra bandidos, al mando del Coronel Noelio Lago.
Al producir alguna maniobra colocábamos las líneas para la comunicación en el lugar que se nos ordenaba”. Había aprendido el quehacer en la etapa del SM.
Habló orgulloso del dispositivo que integró al recordar la batalla de Cangamba. “Dimos el mayor apoyo. El enemigo tenía muchas tropas, gran cantidad de armamento, hacían cuanto podían para que nuestros compatriotas no pudieran liberar esa zona.
Trabajamos duro, sin descanso. El oficial apuntador no tiraba ni un cabezazo; les daba las coordenadas a los pilotos de los MIG 21 para que supieran en qué áreas debían bombardear.
Las hostilidades duraron varias jornadas. Fidel les envió un mensaje a los cubanos que se batían en Cangamba, eso les reforzó el patriotismo Resistieron hambre y sed; lo poquito que tenían se los daban a los heridos. La aviación cubana les dejó caer comida, agua, armamentos y proyectiles. El refuerzo que les aseguró el Líder Histórico a esos camaradas, llegó. Las fuerzas contrarias corrieron despavoridas, al no resistir el vendaval de explosivos que les vino encima”.
Azcuy del Risco podía haber perdido la vida en cualquier parte de esa, también, su patria. “De haberme sucedido hubiera caído lleno de orgullo. Vi morir a muchos hermanos angolanos y compatriotas en los 27 meses que permanecí cumpliendo la tarea encomendada por el invicto jefe de este archipiélago. Ellos nunca serán olvidados”.[:]