Naturalistas celebran Día Mundial de las Ballenas
Berna, 18 feb.- Naturalistas y conservacionistas celebran hoy, como cada tercer domingo de febrero, el Día Mundial de las Ballenas, para concienciar a la población acerca del valor ecológico de estas especies y la amenaza de extinción que afrontan.
Las ballenas o balénidos (Balaenoptera musculus) son mamíferos pertenecientes a la familia de los cetáceos y habitan en los océanos. Son considerados los mayores mamíferos del planeta y en su anatomía el cráneo ocupa un tercio de la longitud del cuerpo, posee una aleta dorsal y dos aletas pectorales que le proporcionan movimiento y equilibrio, así como una cola en posición horizontal.
La densa capa de grasa que rodea su cuerpo les permite habitar en regiones frías y templadas.
Estos gigantes de los mares utilizan un orificio en la parte superior de la cabeza para respirar, denominado espiráculo.
Existen dos tipos de ballenas: las barbadas y las dentadas.
Las barbadas se clasifican como ballena beluga o blanca (habita en Groelandia, Norteamérica y Rusia); narval (Océano Atlántico y Ártico); piloto o calderones (habita en aguas templadas y subárticas) y cachalote, una de las especies más vulnerables y en extinción
A su vez, las ballenas dentadas se dividen en ballena azul (océanos Atlántico y Pacífico), ballena boreal o de Groelandia, Rorcual Común (océano Ártico) y franca (poseen tres subespecies).
Las características generales de estos cetáceos varían, de acuerdo a cada especie, con un tamaño de 15 a 40 metros, un peso entre 100 y 180 toneladas y una longevidad de 60 a 70 años.
Estos colosos del mar carecen de dientes, alimentándose hasta unos mil kilogramos de comida diarios (peces, krill, placton y crustáceos).
Su reproducción es vivípara, con un periodo de gestación entre 11 a 16 meses.
En tanto, habitan océanos, aguas frías del ártico y regiones tropicales.
Actualmente, las ballenas se encuentran en peligro de extinción, debido a la pesca ilegal, para la comercialización de su carne, grasa y aceite, y la caza deportiva.
También, por la destrucción de su hábitat, a causa de la contaminación por materiales tóxicos (derrames de petróleo, productos químicos y desechos industriales).
Por su parte, el cambio climático altera las temperaturas de las aguas del mar, afectando las fuentes de alimentos de las ballenas.
La constante migración de las ballenas para ubicar hábitats que les permita alimentarse influye en las tasas reproductivas de algunas especies.
Su periodo de reproducción está entre los siete y 14 años de edad, lo que dificulta la inmediata continuidad de la especie.
La ballena azul es considerada el animal más grande del mundo y mide aproximadamente 30 metros y pesa unos 180 mil kilogramos.
Se estima que estos animales habitan el planeta desde hace unos 55 millones de años. (Tomado de Prensa Latina)