La Ermita de los Catalanes
La Ermita de los Catalanes es uno de los siete tesoros del Patrimonio Cultural Catalán en el exterior. Se halla en la carretera de Boyeros, camino del aeropuerto, frente a Río Cristal, y dicha selección es el resultado de una encuesta que llamaba a decidirse entre 33 propuestas. Allí se rinde culto a la virgen de Monserrat.
En 1886, en una elevación de lo que sería la Plaza de la Revolución, se colocó la primera piedra de ese templo, obra que quedó lista el 24 de junio de 1921. Pero resultó que esa zona, desde las décadas iniciales del siglo XX, fue conceptuada como el centro de La Habana, lo que hizo que se decidiera construir allí la Plaza Cívica o de la República y que se erigiese, en su lugar más elevado, un monumento a José Martí. No sería hasta el 16 de julio de 1961 en que dicho espacio recibiría el nombre de Plaza de la Revolución.
Por tanto –y esto ocurrió mucho antes del triunfo de enero de 1959–, el Estado confiscó la propiedad a los catalanes, y se procedió, con el tiempo a la demolición del inmueble.
El nuevo templo en Boyeros, obra de los arquitectos Vicente J. Sallés y Francisco J. Padilla, empezó a construirse en 1951 y concluyó en junio de 1954. Incorporó en su edificación algunos mármoles, el altar, los vitrales y las ventanas emplomadas que lograron salvarse al demolerse el viejo templo. Sigue el modelo de la iglesia de S’ Agarró, en Cataluña, que se considera la representación más genuina de la arquitectura mediterránea. Consta de tres naves, tiene 28 metros de largo y una fachada de 22 metros de altura. En el imaginario popular se asegura que la Ermita de la Plaza fue desmontada para ser armada luego en Boyeros. No es cierto.
Relaja pasear por sus jardines. La tarde de domingo cuando el cronista visitó la Ermita, el predio tenía abierto su portón exterior, aunque la iglesia permanecía cerrada. No había allí un alma, y cuatro perros amistosos salieron al encuentro del visitante. El evento más importante del lugar es la Fiesta de las Rosas, el 27 de abril, que congrega la presencia de visitantes de todo el país.
El culto a la virgen de Monserrat comenzó temprano en Cuba. El 8 de septiembre de 1675 se inauguraba en la calle Monserrate entre Obispo y O’Reilly, un templo bajo su advocación, pero tuvo que ser demolido porque obstruía la llamada puerta de Monserrate de la Muralla. Una nueva iglesia se edificó en la esquina de Galiano y Concordia. Aun así se construiría la Ermita, que fue costeada por suscripción popular en 1885, a iniciativa del padre Peres Muntadas y de la directiva del Centro Catalán de La Habana. (Tomado de Cubadebate)